La tribuna

Raúl González Martínez

La lealtad es imprescindible pero no suficiente

"Si todo el mundo piensa igual, entonces alguien no está pensando"

La lealtad es imprescindible pero no suficiente
La lealtad es imprescindible pero no suficiente

01 de noviembre 2019 - 02:31

Normalmente entendemos lealtad como guardar fidelidad a alguien o a algo. Sin embargo, la definición de "leal" incluye también que la relación debe ser fidedigna y verídica. Es decir, no solo se trata de un acto de fé en ese alguien o algo, si no que ademas tiene que existir en la relación una verdad y que una de esas partes sea digna de dicha lealtad.

Si preguntamos a cualquier persona si es leal, su respuesta más probable será un sí. Y quizá tenga que ser así, lo contrario socialmente sería percibido como una transgresión moral. Ahora bien, en nuestras vidas profesionales, bajo determinadas culturas de empresa, se dan situaciones donde uno puede encontrar buenas razones para no decir lo que realmente piensa. Y esto crea un dilema. Una empresa será tanto o más competitiva como la capacidad que tenga de descubrir las mejores soluciones y resolver de mejor forma los problemas que se presentan. Es obvio que, nuestras decisiones serán mejores si somos capaces de encontrar más información, más conocimiento y opiniones constructivas, francas y abiertas en nuestros equipos. Así pues, parece necesario que para hallar esas soluciones tengamos que contar con una colaboración y una comunicación abierta y completa. Dicho de otra manera, como bien apuntaba George Patton "Si todo el mundo piensa igual, entonces alguien no está pensando". En contraste, a pesar de que esto lo consideramos tan valioso y a pesar de que solemos proclamarlo en voz alta, no creamos los entornos adecuados para que esto pueda desarrollarse. Nuestros equipos no serán leales porque simplemente se lo pidamos o se lo exijamos, eso no hará más que activar sus instintos naturales de supervivencia, uno es leal cuando se comparten unos principios, unos valores, una filosofia o una cultura, nunca por simplemente exigencia. En contra de lo dicho, existen ciertos entornos donde se percibe más una fuerte necesidad de ideología más que de un conocimiento científico y de opiniones de cómo algo se puede hacer mejor. Una ideología es un sistema de ideas que defiende una posición estática y que tiene una característica común: "son buenos los que piensan como yo, y los que piensas de forma diferente son el adversario". En las ideologías solemos escuchar expresiones como "es uno de los nuestros" o "tiene sangre de aquí". Sin embargo, en una empresa cómo sea el resultado final es esencial, por lo tanto, la ideología, por si sola, se convierte en una barrera para la franqueza y la creatividad. Es por esta razón por lo que pienso que en los grupos de trabajo la lealtad es imprescindible pero no suficiente. Es indispensable porque tiene que existir confianza y fidelidad entre sus miembros, pero no es suficiente si se entiende únicamente como la obligatoriedad de tener que decir siempre que sí a todo. De esta forma, no se logrará la eficiencia. Si el líder de un equipo solo espera un "sí" como respuesta sin estar abierto a discutir cada propuesta, la probablidad de equivocarse es altísima. Un entorno colaborativo y creativo no puede existir sin confianza, y si ésta existe, entonces no debería haber problemas para poder usar la franqueza y la honestidad.

Una de las mejores ventajas competitivas de una empresa reside en las diferencias de sus individuos y en su capacidad de diversidad e inclusión. La innovación no es más que un tipo de colaboración con el fin de resolver problemas donde las diferencias son amplificadas para construir un catálogo de alternativas. Dicha innovación no se alcanzará si no contamos con líderes capaces de convertirse en conectores y agregadores de puntos de vista diferentes. Como bien apuntaba Isaac Newton "la unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo". Puede que usted, mi querido lector, piense que todo esto supone un gran riesgo. Sin embargo, intente mirarlo desde un punto de vista ligeramente diferente. En primer lugar, estoy seguro de que usted no contrataría a cualquiera. Y por otro lado, hacer lo contrario, es decir, no escuchar y no estar abierto a otros puntos de vista e ideas me parece el principal riesgo y una peor solución. Por tanto, la pregunta que nos quedaría por plantear para resolver y leer en el futuro es: ¿Cómo podemos construir esos entornos donde exista una cultura basada en la confianza, la colaboración y donde nuestros equipos abracen la lealtad y la honestidad?

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