El mercado central de Almería
Una de las manías que tengo es la de visitar las plazas de abastos o mercados de cuantas ciudades he conocido, siempre que me ha sido posible. Con una simple mirada en estos mercados nos hacemos una idea del nivel de vida real de ese país o de esa ciudad. En abril de 1984 visité algunas de las ciudades más importantes de la antigua Unión Soviética, y concretamente en Kiev, tras visitar un mercado del centro de la ciudad, tengo anotado en mi diario “¡Qué miseria! Grandes mesas de mármol vacías: un par de kilos de tocino por aquí, algún trozo de carne en otro extremo, cuatro cebollas, alguna col y poco más”. Aquella imagen que quedó grabada en mi retina y en mi corazón, fue suficiente para conocer el nivel de vida real de aquel paraíso comunista.
En Almería, hasta finales del siglo XIX, era la Plaza Vieja la que acogía a los vendedores de todo tipo, quienes apilaban sus mercancías en el suelo sin ningún tipo de higiene y expuestas siempre a las inclemencias del tiempo. Un grupo de políticos tuvo la ocurrencia de proponer la instalación del mercado en el convento de Las Puras. Fue Manuel Orozco, siendo alcalde, quien les quitó esta macabra idea de la cabeza, cosa que ya había hecho también su padre Ramón Orozco unos años antes y convenció al cabildo para construir un mercado de Abastos nuevo donde está ahora, pero que entonces eran los jardines de la casa de Don Manuel Orozco. Este acuerdo se aprobó el 19 de septiembre de 1881. En 1892 empezaron las obras y en 1897 fue inaugurado. El proyecto aprobado para el nuevo mercado fue el del arquitecto Antonio Martínez Pérez, aunque la ejecución la hizo Trinidad Cuartara Cassinello, que es realmente el padre de la criatura. Los materiales que se utilizaron fueron ladrillos, mampostería, y cantería y naturalmente hierro, por eso se cataloga el Mercado como perteneciente a la Arquitectura del Hierro, como la Estación y el Cable Inglés.
El 30 de abril de 1931 ocurrió algo inédito en Almería, pues aquella noche recibimos al visitante más ilustre de todos los tiempos, cuando nuestra ciudad era una pequeña población prácticamente desconocida, salvo porque exportaba uva a toda Europa. La visitante era Marie Curie. Mme Curie quiso visitar el Mercado de Abastos del que le habían contado maravillas. Cuenta la crónica que entró por la puerta que hay frente al Teatro Apolo y que fue obsequiada por las floristas con dos ramos de flores (Le acompañaba su hija) Por la importancia y trascendencia de sus descubrimientos en 1903 se le concedió el Premio Nobel de Física y en 1911 el de Química. Esa sí que era una mujer con un par… de Nobel.
El edificio se levantó con un semisótano, por estar el terreno en pendiente, donde se instaló la alhóndiga y en la planta superior, de gran altura y luminosidad estaban los puestos de frutas y verduras, carnes y pescados. La calle de circunvalación estuvo llena de puestos adosados al edificio del mercado y el otro lado estuvo ocupado por fondas, de las que recuerdo La Provincial, y muchos cafés cuyos nombres he olvidado. En 1940 a esta circunvalación le pusieron el nombre de “Mártires de Almería”. Aunque el rótulo era escueto, todos los almerienses sabíamos quienes fueron los mártires en Almería, pero para dar carpetazo a la Guerra Civil, en 1981 se cambió el nombre por el de Ulpiano Díaz, hombre muy popular en la ciudad que fue apoderado taurino y periodista y que además abrió su despacho laboral en esta calle. En mayo de 1969 el Ayuntamiento compró una finca en la vega de 33.000 metros cuadrados para trasladar allí la alhóndiga y se decidió que el mercado del pescado, que, se había llevado a la actual Casa de la Música, volviese a la Plaza para instalarlo en el sótano y evitar así que se mezclasen los olores. También quiero recordar que en diciembre de 1971, siendo alcalde Gómez Angulo se hizo un proyecto para derribar la Plaza y hacer un mercado nuevo. Hubo suerte esta vez, porque no se llevó a cabo. Entre tantos concejales insensatos surgió un grupo de cuerdos que se opuso a la heregía. Desde que empezó la democracia han estado al frente de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Almería presidentes y alcaldes del PSOE y PP; pues bien ninguno de ellos han conseguido que el Mercado Central sea declarado BIC. ¿Es posible que llevemos 46 años esperando esta calificación? Aquí falla algo.
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