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ignacio flores

La naturaleza nos soluciona problemas

¿Cómo secuestrar el CO2 de la atmósfera Problema aparentemente chungo, para el que la naturaleza tiene la solución desde hace unos 3.000 millones de años

La naturaleza nos soluciona problemas

La naturaleza nos soluciona problemas

Ha nacido un “totum revolutum”con personalidad propia, y que en realidad es un amasijo informe de términos, de los que muchos de sus defensores no tienen clara su definición. Desde que existen la Sociedad y la Naturaleza; desde el momento en que existen la caza, la pesca, la agricultura y unas personas dependan de otras para su sustento, el ser humano está interesado en conocer y proteger la Naturaleza.

Lo que ocurre es que los acontecimientos se han precipitado, y aunque hace mucho tiempo que el consumo degeneró en consumismo, es ahora cuando todo el mundo quiere apuntarse al carro de “los salvadores del mundo”. Y el mundo, en realidad no necesita salvadores per sé. El mundo lo que necesita es que haya menos depredadores. ¿Es tarde ya para salvarlo?, nunca es tarde si se sabe lo que hay que hacer.

Y para ello, lo primero es analizar la situación: hemos “jodido” al mundo. Y disculpas por la expresión, pero pienso que el mundo contestaría así. Seamos sinceros con nosotros mismos: lo hemos hecho nosotros.

Hemos esquilmado las tierras de todas las maneras posibles: extrayéndoles más de lo que nos pueden dar, pero a la vez nos las hemos alimentado adecuadamente. Nos pensábamos que como la tierra no protestaba, nosotros podíamos seguir sacando. Pero no sólo le hemos sacado cosechas, que es lo lógico, sino que hemos agotado su capacidad química y geológica para darle vida a las cosechas y hemos dañado profundamente su microbiota que es, al pié de la letra, su vida.

En cuestión de nutrición, hemos abusado de los abonos químicos, y ahora lo estamos pagando. Como queríamos miles de hectáreas a pleno rendimiento, hemos usado hormonas como eliminadoras de malas hierbas, pero esas hormonas no estaban en la Naturaleza para eso. No son malas, es que hemos hecho mal uso de ellas. Actualmente, ni mi amigo Federico puede retratar un campo de trigo con amapolas, pues las semillas vienen limpias de amapolas. ¡No vaya a ser que se coman la mitad de la cosecha de trigo!. Y para remediar el problema hemos inventado los campos ecológicos. Como si para tratar con la Naturaleza hubiera que inventar, cuando lo que hay que hacer es favorecer que lleve su vida, lo cual con los productos que hay hoy día, se puede hacer a precio competitivo.

Ahora no paramos de hablar de que sobran barcos de pesca porque los mares están agotados, pero durante el tiempo en que los estábamos agotando, no se promocionaba debidamente la acuicultura, ni se trataba de aficionar a los consumidores a las nuevas variedades de pescado de piscifactoría. De hecho, hemos estado muchísimos años tirando residuos de las conserveras que eran magníficas fuentes de ácidos grasos poliinsaturados.

Y no conformes con las pesquerías excesivas, hemos contaminado los mares con los microplásticos, que merecen especial atención, pues es tanto el daño que han hecho, están haciendo y van a seguir haciendo a las aves marinas y a los peces, pues tardan entre 100 y 1000 años en desaparecer, que se merecen un párrafo propio, y para ello nada mejor que hacernos una pregunta sencilla: ¿cómo nos sentaría beber agua que lleva en suspensión trocitos de plástico?, ¡pues pensemos en la respuesta que habríamos dado a esa pregunta la próxima vez que tiremos un trozo de plástico que pueda llegar al mar!.

Y en lo que respecta a la atmósfera, ahora tenemos CO2 para dar y regalar por las combustiones de combustibles fósiles, que junto con los gases que se usaban al principio en los aparatos de aire acondicionado, y que se prohibieron hace muchos años, fueron los iniciadores del cambio climático.

Así que veamos: ¿cómo secuestrar el CO2 de la atmósfera?. Problema aparentemente chungo, para el que la Naturaleza tiene la solución desde hace unos 3000 millones de años, año arriba, año abajo, que es la fecha en que aparecieron las cianobacterias en la Tierra, entre las cuales se encuentra la microalga spirulina. De hecho, las microalgas, en general, son muy buenas secuestradoras de CO2, ya que es tal su capacidad de fotosíntesis que, por decirlo de forma coloquial, mientras que los animales desprendemos CO2 al respirar, las microalgas, en su respiración, o sea en la fotosíntesis, consumen CO2 y desprenden Oxígeno. ¡Toma ya!

Se quedan en el tintero varias cuestiones, a cuál de ellas más importantes, pero con el párrafo anterior se ve claro que la Naturaleza no tiene nada en contra nuestra; antes al contrario: nos da, desde hace muchos años herramientas para solucionar los problemas.

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