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El Papa ha muerto, ¡Viva el Papa!, es el título de un libro editado en 2005, cuyo autor es José-Apeles Santolaria, más conocido como el Padre Apeles, personaje mediático de finales del siglo pasado y principios del actual. Pero no voy a hablarles de este libro, sino lo que dice nuestro refranero (Centro Virtual Cervantes) respecto al refrán “A Rey muerto, Rey puesto”, que indica la prontitud con que se ocupan los puestos vacantes o, en general, a la rapidez con la que se suceden los cambios. Se emplea con frecuencia para afirmar que nadie es imprescindible y que se olvida pronto; este refrán es de empleo mucho más frecuente y en contextos más variados que la fórmula “El Rey ha muerto. ¡Viva el Rey!”. Esta fórmula, o “el Rey ha muerto, larga vida al Rey”, es un lema que se ha empleado históricamente en la sucesión de las Monarquías, que tiene su origen en Francia durante el siglo XV. Se utilizó por primera vez en 1422 cuando murió el Rey Carlos VI y su hijo, Carlos VII, fue proclamado Rey. La frase expresa la idea de que la Monarquía es una institución perpetua y que la muerte del Monarca no afecta la continuidad del Estado. Aunque la expresión se originó en Francia, ha sido adoptada por diversas Monarquías europeas y se ha convertido en un símbolo de la estabilidad del sistema monárquico en general. Parafraseando el lema de la sucesión dinástica, en estos momentos, con la muerte de nuestro Papa, podríamos también decir “El Papa ha muerto, ¡Viva el Papa!”.
La Iglesia, como el Ejército, es una Institución jerarquizada, lo que significa que existe una estructura clara de mando con diferentes rangos y niveles de autoridad. Esta jerarquía asegura que las órdenes fluyan de manera eficiente y que las responsabilidades sean claras. Y al igual que los militares que ocupan diferentes puestos en la jerarquía, en la Iglesia están investidos de autoridad en función de su empleo, destino o servicio. En este caso, el Papa, como sucesor de San Pedro, es el Vicario de Cristo en la tierra y la Cabeza visible de la Iglesia. El concepto de la Cabeza visible se refiere a la persona que tiene la autoridad y la responsabilidad de guiar y dirigir la Iglesia en la Tierra.
Por ello, hoy, más que nunca, es necesario ser fieles a nuestra Iglesia y vivir unidos en oración por el descanso eterno del Papa fallecido, y por el nuevo Papa, para que tenga la fuerza necesaria para llevar a cabo la misión que va a asumir. Los Católicos tenemos que huir de debates estériles sobre el Papa fallecido y especulaciones sobre el nuevo. No debemos entrar en el juego de aquellos que reniegan de la Iglesia, pero que aprovechan estos momentos de cambio en el ejercicio del mando para crear, como he dicho antes, debates estériles. El Papa Francisco es el mejor que hemos tenido y así mismo, el nuevo Papa será el mejor que tendremos.
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