No tengo la menor duda, de que cuando estén finalizadas las obras del Paseo de Almería, éste será el centro indiscutible de la ciudad y uno de los Paseos más bonitos de toda España. Pero hay algunas cosillas que los ciudadanos no acabamos de entender y siendo una obra pública, pensamos que se podrían haber hecho mejor. Repito que al finalizar la obra nuestro paseo no pasará inadvertido para nadie y será un referente para los que nos visitan.
Mi primera sorpresa ha surgido hace tan solo unos días, al descubrir que el sumidero para recoger las aguas de lluvia, tiene un anchura de tan solo un centímetro; lo que resulta totalmente insuficiente para recoger el agua de una tormenta. Es cierto que en Almería llueve poco, pero cuando lo hace, el agua cae en tromba. A lo largo de la Historia hemos padecido grandes inundaciones; la más conocida probablemente sea la del 11 de septiembre de 1891, porque nos lo recuerda constantemente la estatua de la Caridad, ubicada actualmente en la Plaza de las Velas. En toda la costa mediterránea española las tormentas son relativamente frecuentes y las hemos sufrido en Adra, en el Campo Dalias, en Almería capital y en varios pueblos del Levante. Estas experiencias trágicas vividas, deberían servir para poner los remedios que están a nuestro alcance. A mediados de noviembre por la tarde cayó en Almería, durante una hora aproximadamente, una lluvia no demasiado intensa, pero continua; pues bien las calles Reyes Católicos, Zaragoza y Minero bajaban como un río, porque los escasos sumideros que hay en ellas no tenían capacidad para absorber el agua. Mis zapatos quedaron inservibles y mis pies arrugados toda la tarde.
En el Paseo va a ocurrir lo mismo y esto es previsible. El agua correrá como un río y arrastrará parte de la tierra de los parterres, porque éstos carecen de un pequeño bordillo elevado que impida que el agua corra libremente por el paseo, porque la tierra está al mismo nivel que los adoquines travertinos que tapizan el paseo. Ya lo estamos viendo simplemente con el riego de estos espacios verdes, a pesar de que la fuerza de este agua es mucho menos intensa que un aguacero.
Almería en los últimos años se ha convertido en el gran productor de pascueros de España. Su nombre científico es euphorbia, aunque todos la conocemos como Flor de Pascua o pascuero. En nuestros invernaderos se cultivan unos 3,5 millones de plantas al año; tanto es así que la Flor de Pascua de alguna forma en los últimos años se ha convertido en un símbolo de identidad de Almería, como en su día lo fue y lo sigue siendo el Indalo. Se han cultivado variedades de distintos colores: blancos, rosa y rojo; este último es el que más aceptación tiene y colocados en grupos en parterres o jardineras, resulta llamativo y espectacular; es la planta que más representa a Almería y la Navidad. Confieso que he sentido una gran frustración al ver la ausencia de los pascueros. La yedra es una planta muy poco exigente, pero es una trepadora y honestamente creo que se ha abusado de ella. En cambio la mahonia es frondosa y tiene una buena floración precisamente ahora en invierno. Hay otras plantas como la gazaña que son muy duras y aunque alcanzan poco desarrollo florecen prácticamente todo el año.
En cuanto a los árboles el prunus pisardi o ciruelo rojo produce un gran efecto visual al contrastar sus hojas granates con las verdes de los ficus del Paseo; pero este prunus no se da bien en nuestro clima marítimo, es un árbol del norte. Mi primo Mateo siembre me decía “cuanto quieras plantar algo en tu huerto, mira a ver lo que tiene el vecino”. Aquí se dan muy bien todas las variedades de hibiscus, flor del paraíso, violeta de Persia y otras que ya están probadas en el Parque de Nicolás Salmerón y en las jardineras que hay por nuestras calles.
Los móviles han roto la comunicación dentro de la familia y esos asientos individuales que han colocado en la Puerta de Purchena, que no son ni bancos, ni taburetes, romperán las parejas y acabarán con el descanso de los mayores, porque carecen de respaldo.
Como decía al principio, cuando el Paseo esté terminado, será un referente en toda España, pero confieso que siento una gran decepción ante la ausencia de pascueros, que sin duda darían un sello de identidad a la Almería moderna del siglo XXI.