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Tribuna

JOSÉ Mª MARTÍNEZ DE HARO

Escritor y periodista

LA tercera ola

Aunque parezca increíble, el escritor y sociólogo Alvin Toffler publicó en 1.979 un libro que titulaba La Tercera Ola. El libro trata desde una perspectiva futurista la historia de la humanidad y describe la configuración que tomará el mundo una vez superada la era industrial. Toffler anunciaba la revolución de la información y las técnicas de comunicación como motores de los grandes cambios. Incluso predecía que la gente trabajaría desde sus casas. La conclusión era que el futuro de la humanidad no dependería únicamente de la producción industrial y agrícola sino del conocimiento. Fue sin duda un adelantado en el estudio de la sociedad humana y se arriesgó a pronósticos como los efectos de la globalización y el imperio del conocimiento como vía de salvación del ser humano ante las amenazas constantes.

Cuarenta años después de estas predicciones de Alvin Toffler estamos estupefactos entre la descoordinación y el caos. Así comenzó a transitar este país por el año 2021 con una crisis que ya supera todas las previsiones. La borrasca Filomena ha puesto de manifiesto la incapacidad de una de las potencias económicas de Europa para hacer frente a lo inusual. Se trata de un fenómeno climático pero sería lo mismo cualquier otra circunstancia adversa. Parece ser que España funciona arrastrada de una inercia calmosa habituada a la rutina. Llegó hace un año la pandemia y arrasó con millones de contagios y más de ochenta mil fallecidos. Ni mascarillas, ni equipos de protección para sanitarios, ni medidas previsoras. El resultado ha sido catastrófico según datos fehacientes. Y continúa siéndolo a pesar de la heroicidad de los médicos, enfermeros y todo el personal hospitalario.

Y ahora Filomena, y tras Filomena la ola de frio polar. Una nueva amenaza que vuelve a oscurecer más aún nuestro presente y futuro. Una especie de maldición sobre la especie humana. Alguien anuncia irónicamente que queda aún por llegar una lluvia de escorpiones. No se sabe que resortes se han activado para paralizar a miles de millones de personas atemorizadas y confusas. Descoordinación entre las administraciones, incapacidad para poner en marcha los medios suficientes salvo la ejemplar actuación de la UME en primera línea contra la adversidad. España ha sido congelada en el tiempo y el espacio, carreteras sin circulación, ciudades fantasmales, cortes de electricidad, falta de gasoil para calefacciones y de alimentos frescos en ciudades como Madrid, aislada por tierra y por aire con uno de los aeropuertos más grandes del mundo totalmente inoperante. Como el cerco de Stalingrado, sin bombas.

Los hechos prueban falta de previsión y de capacidad ante estas situaciones. Y han fallado en distintas proporciones las autoridades competentes, el Gobierno de la nación a la cabeza. Hay detalles singularmente groseros en eta tragedia humana y económica; la ausencia de liderazgo ante la catástrofe, la amoralidad de miembros del Gobierno para ausentarse del escenario por el desgaste que podría suponer asumir alguna responsabilidad. Así ocurre con el llamado Ministro de Sanidad en funciones y actuando a plena jornada como candidato a las elecciones de Cataluña. Tiene huevos el tal Illa. Un paisano comenta al respecto;" en otro país responsable se le hubiera corrido a gorrazos tras su mentiras, falsedades y errores de bulto. Aquí, un partido sin norte le quiere sacar rendimiento electoral para ocultar sus fracasos". Mientras la nieve se trasforma en hielo la factura de la electricidad tan esencial en estas fechas, ha subido un 26 por ciento sin que muevan una ceja esos ministros, ministras y demás comensales que hace apenas dos años bramaban en las televisiones contra aquel gobierno por la subida de la electricidad del 8 por ciento. Ahora todos mansurrones ante "el capitalismo salvaje que explota por avaricia la necesidad de los débiles".

En contraste a la escasez de medidas para paliar esta catástrofe este Gobierno muestra una energía encomiable en su campaña para hacerse con el control del Poder Judicial , la peor y más miserable muestra de las intenciones del social comunismo para construir una " vía de escape" cuando pudieran ser obligados a dar cuenta de lo que está ocurriendo y aun habría de ocurrir. No hay pudor alguno y con la ayuda de influyentes medios informativos y la campaña propaganda en marcha avanza la brigada gubernamental para liquidar el régimen constitucional que conocemos. Alguien habría de responder por esta flagrante alteración de la necesaria estabilidad emocional y social.

Poniendo el foco en una visión más amplia y tratando de entender la dimensión de estos fenómenos a nivel mundial hay pocas dudas que se está desmoronando el equilibrio político y económico que abarca hasta el más pequeño rincón de la Tierra. La anormalidad es ya asumida como la nueva normalidad que sacude las raíces de la humanidad. Algunos pensadores aventuran que estamos ya en la frontera de una nueva etapa y en el final de una etapa agotada. Un politólogo anunció el fin de la historia, al menos cabría imaginar que sería la universalización de la democracia como creyó Francis Fukiyama, pero no ha sido así. Son las democracias las que muestran agotamiento ante otras formas de políticas populistas y nacionalistas que pretenden liderar el mundo. Y aparecen las nuevas tecnologías deconstructoras del hombre como sujeto histórico al que se arrebatan sus características humanas. Los retos son inabarcables, o bien el hombre será capaz de controlar las tecnologías o podría ocurrir que las tecnologías controlarán la hombre, según un neuro físico hindú del hospital Mount Sinaí. Para un teólogo luterano hace años que "el hombre mató a Dios" y ahora el hombre puede matar al hombre sin necesidad de ninguna guerra. Para los optimistas las nuevas tecnologías son la única oportunidad de un futuro mejor, pero sin duda entraña riesgos aún desconocidos.

Por todo ello los países más concienciados de este cambio imparable tratan de volver al valor fundamental de la filosofía como guía que abra luz a esta nueva era donde las religiones carecen de respuestas. Potenciar el pensamiento crítico para devolver a las personas su plena capacidad y su identidad cierta ahora monitorizada por el marketing al servicio de los extremismos y los populismos desbocados. Volvemos necesariamente a Toffler y su Tercera Ola. Así se llama a esta nueva avalancha de la pandemia. En ocasiones limite como las que vivimos es cuando surgen las grandes reflexiones sobre el futuro inmediato. Y de esas reflexiones las soluciones factibles para que podamos seguir nuestro destino incierto. Cuando arrojemos las mascarillas al rincón de los peores recuerdos, una energía nueva podrá brotar del miedo y la confusión. Y seguirá avanzando este pequeño homínido cuya historia ha marcado ya el nombre de esta pandemia en la memoria colectiva.

¿Qué hubiera escrito Alvin Toffler sobre la imperturbable necedad de un individuo como Salvador Illa?

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