En la década de los 40 y parte de los 50 las úlceras de estómago, en los veranos, principalmente durante los meses de julio y agosto, afectaron a gran cantidad de personas mayores. Me lo recordaba hace unos días mi amigo Abilio, que a pesar de sus años conserva la memoria intacta y me hizo recordar que mi madre padeció las molestias propias de las úlceras de estómago durante muchos años. El fármaco que se utilizaba como remedio más eficaz era el “Roter” que llegaba a mi casa, no sé cómo, procedente de Tánger o de Gigraltar. Se le echaba la culpa de estos trastornos gastrointestinales al consumo de pimientos fritos o asados, que son deliciosos pero fuertes, que en aquellos años, como el resto de las hortalizas, solo se producían en los meses estivales. Abilio es un hombre comedido, prudente, mesurado en sus costumbres. Toma sus copitas de vino tinto en las comidas y en verano cambia el tinto por un clarete fresco de La Contraviesa, afrutado y oloroso, una auténtica delicia para el paladar y la mente. ¿Serán estas copitas las que mantienen su mente joven y fresca?
Dice mi médico de digestivo, que desde que empezó el año 2025 prácticamente, hay más personas que nunca que acuden a su consulta con úlceras de estómago, inflamación del antro estomacal y de diversos tramos del intestino. El doctor achaca este aumento desmesurado de problemas gástricos a los berrinches que los españoles de bien nos llevamos cada día con las ocurrencias de Sánchez, siempre impredecibles y utilizando cada día el eslogan circense del “más difícil todavía “. No puedo estar más de acuerdo con él.
La Bolsa se ha trasladado, espero que temporalmente, a Moncloa a donde se compran votos a diario como la cosa más natural del mundo y lo más grave de todo es que nos estamos acostumbrando a ello. Los vendedores de votos, sin ningún recato, se jactan públicamente de estas transacciones que realizan a diario cobrando el precio con intereses, del dinero que sale de nuestros bolsillos. En este mercado persa se compran votos para que el catalán se convierta en una lengua oficial en el Parlamento Europeo, asunto prioritario para que un sueco y un italiano puedan entenderse perfectamente. No importa que nuestro gobierno haya hecho el ridículo en 7 ocasiones, ya ha anunciado que lo seguirán intentando, puesto que se trata de un tema de estado, que en las noches calurosas de este verano nos quita el sueño a todos; pero sobretodo a los que no tienen aire acondicionado, que son los que más votan al sanchismo.
La penúltima chorrada, dicho de forma coloquial, ha sido el cambio del Congreso de los Diputados, por Congreso a secas. Se trata de una medida urgente también, que llamaba la atención a ibéricos y foráneos. Si esta simplificación sirve para disminuir ligeramente el número de úlceras de estómago, bienvenida sea. El domingo en las piscinas y en las playas no se hablaba de otra cosa e incluso se notaba en la relajación de las caras de los bañistas. ¡Qué vergüenza y qué pérdida de tiempo y de dinero! En esta ocasión el precio del cambio ha sido a beneficio de una miembra del gobierno.
Del 2.1% del PIB que pretende Sánchez aportar a la OTAN ya no se ha vuelto a hablar. Conviene recordar que en la OTAN no le han preguntado a Sánchez qué cantidad de dinnero tiene que aportar para alcanzar los objetivos. No ha sido pregunta, sino afirmación: España, como todos los paises de la OTAN tiene que contribuir con el 5% de su PIB. Los paises más ricos aportarán más dinero puesto que su PIB es mayor. No caben interpretaciones y mucho menos decir en Europa una cosa y al llegar a España otra. España hasta hace unos años era un país serio y respetable. La inversión en seguridad, que ya de por sí importantísima, lleva consigo la creación de miles de puestos de trabajo, de desarrollo e investigación en nuevas tecnologías. Es imprescindible ayudar a los parados, pero más importante aún es que el estado facilite la creación de nuevas empresas, grandes o pequeñas, en vez de poner palos en las ruedas continuamente. La intromisión del gobierno en la opa que el BBVA ha lanzado al Sabadell es inadmisible y ya ha recibido un aviso de la UE, pero Sánchez no se da por enterado; él va a lo suyo, que no es otra cosa que mantenerse en Moncloa aunque solo sea un día más. Ahora tiene un mes completo para reflexionar.