Tribuna

rAÚL gONZÁLEZ mARTÍNEZ

CTO y emprendedor

Algo más valioso que el talento

El talento debería estar muy relacionado con palabras como trabajo, superación, paciencia y constancia, por ejemplo. Con esas condiciones los talentos surgirán solos.

Algo más valioso que el talento Algo más valioso que el talento

Algo más valioso que el talento

últimamente escuchamos y vemos por todos los lados una palabra: "talento". Al abrir Linkedin, por ejemplo, suelo encontrarme con una decena de publicaciones sobre cuestiones relacionadas con talento: "buscamos talento", "queremos atraer el talento", "si tienes talento, te estamos buscando", etc. Sin embargo, ¿Cuánto talento hay? ¿Todo es talento? ¿Todo lo que necesitamos es talento? ¿Estamos seguro de que lo contratado es talento? O mejor aún ¿estamos seguros de que aquello que descartamos no lo es? Parece que cada empresa, cada startup, cada pyme lo único que tienen que hacer es encontrar y contratar talentos. Y no creo que sea exactamente así. Tal vez, estamos usando demasiado esa palabra.

En el deporte, por ejemplo, hay infinidad de casos que nos pueden hacer reflexionar sobre estas cuestiones. Emanuel David Ginóbili nunca estuvo en una selección argentina de categorías inferiores. Michael Jordan no fue aceptado en el equipo de la universidad de baloncesto porque era muy bajito. Lionel Messi fue descartado por muchos equipos antes de que fuera ayudado y fichado por el F.C. Barcelona. Incluso el mismo F.C. Barcelona estuvo muy cerca de rechazarlo. Fred Vergnoux, entrenador de Mireia Belmonte, ha comentado en varias ocasiones que Mireia no es la nadadora de más talento de su grupo de entrenamiento, pero sí la más trabajadora y la que mejor visión tiene para encontrar aspectos que mejorar.

Entonces, ¿Cuál es el problema? Quizá nos faltan algunas patas para completar la mesa.

Argentina es, hoy en día, una de las potencias del voleibol masculino. Sin embargo, Argentina se presentó por primera vez en un mundial de voleibol en el año 1979. En aquellos años Argentina no tenía una gran historia ni experiencia internacional en dicho deporte. De hecho, el equipo que se presentó al mundial de 1979 fue formado tras haber ido a ver el mundial anterior como espectadores. Ese equipo culminó tres años después, en el mundial de 1982, con una medalla de bronce por primera vez en su historia. Tal proeza no se logró porque se fueron a unir una serie de talentos que nadie sabía de dónde provenían. Esos jugadores no nacieron del descubrimiento por azar del talento. Esos jugadores nacieron en un caldo de cultivo que fue diseñado con mucha anterioridad desde las categorías de los más pequeños. Y llegado el momento, estuvieron entrenando de forma exclusiva durante esos tres años bajo un método y viajando internacionalmente para disputar partidos como ningún equipo lo había hecho anteriormente.

Y es que el talento florece y surge bajo unas condiciones determinadas. El talento debería estar muy relacionado con palabras como trabajo, superación, paciencia y constancia, por ejemplo. Con esas condiciones los talentos surgirán solos.

Deberíamos mirar más lo que sí tenemos, lo que sí hemos encontrado, que lo que no tenemos o no hemos encontrado en un momento dado. Con esas partes que si tenemos quizá se puedan hacer grandes cosas, incluso mayores. Quizá mientras estamos lamentando y destacando lo que no tenemos, puede que nos estemos perdiendo otras muchas partes interesantes. ¿Acaso con trabajo y actitud no se puede mejorar mucho cualquier aptitud en la vida? ¿Qué es el talento sin trabajo? Hoy en día el cambio es tan vertiginoso que hay que tener una gran capacidad de cambiar rápido. De ahí que la capacidad de aprendizaje y mejora continua sea una cualidad muy importante. Por tanto, ¿No será que somos nosotros como líderes los que tenemos otras carencias que nos impiden crear esos ambientes donde puedan explotar y crecer esos talentos ocultos?

Parece entonces que otra pata muy importante es el entorno y el liderazgo como parte de ese entorno. Sabemos que hay varios tipos de liderazgo y todos cuentan con cosas positivas para distintos contextos. Sin embargo, para entornos donde se tiene como objetivo el talento, en mi opinión, un líder debería ser más como un maestro, como un artesano, como un entrenador y no como un gestor industrial. Un líder tiene que enseñar, guiar y tiene que estar más contento por cada progreso de cada día, y no únicamente por el objetivo final. Y no hay que olvidar nunca que detrás de cada talento hay siempre una persona. Tenemos que partir de la base de que todo el mundo quiere hacer bien su trabajo, siempre. Un buen líder tiene que conocer muy bien a la persona para extraer todo su talento influyendo en su estado de ánimo de forma positiva. Un líder tiene que manejar inteligencia y sensibilidad a la vez. El primer placer de un líder siempre será ver crecer a su equipo.

Por tanto, ¿estás seguro de que lo que buscas es talento?

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