Panorama

Ser madre con 50, cada vez más habitual

  • Las españolas retrasan la maternidad, según el INE

  • Hasta 296 mujeres fueron madres en el año 2022 pasadas las cinco décadas

Madre e hijo juegan felices

Madre e hijo juegan felices / PIXABAY

Pilar se convirtió en madre de gemelos con 53 años, Chus tuvo un hijo a los 55 y Lina un niño a los 53 y una niña cumplidos ya los 62. Estas tres mujeres hablan con Efe de esas experiencias y coinciden en que la decisión que cada una tomó fue la mejor para sus vidas.

En una sociedad en la que cada vez es más frecuente que ellas retrasen la maternidad, que este estado llegue a los 50, incluso después, es una excepción cada vez más habitual. Hasta 296 mujeres mayores de esa edad, 12 de ellas en Galicia, se convirtieron en madres en 2022, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La alpinista Chus Lago fue madre primeriza del pequeño Solomon en 2020. Su vocación y ese ir y venir entre expediciones fueron postergando esa aventura hasta que se vio "con los pies en el borde", tal y como explica en una videollamada desde Houston.

"Había un montón de cosas que tenía que hacer antes y con la maternidad no hubiera sido posible", valora Lago. En un principio se inclinó por la adopción pero su salud le permitió un embarazo que describe como "estupendo".

Como "cualquier madre", comenta, tuvo miedos sobre el bienestar del pequeño durante la gestación y, con una mirada de soslayo hacia él, tan "fuerte y feliz", se declara una mujer "afortunada".

"No me tengo que disculpar por mi vida anterior ni por tener un niño a esa edad", manifiesta. Y, si no encuentra "pero" alguno respecto a ser madre en esa etapa de su vida, tampoco cree que haya una "edad ideal" para verse en esa tesitura.

La historia de Pilar Rega se volvió viral con el comienzo del milenio cuando llegaron los gemelos Marcos y Pablo. Ella tenía 53 años y no entendía por qué tanto revuelo. Era madre, sí, pero ya lo había sido antes. Su vida se había visto truncada por el fallecimiento de la que era su única hija, de 26 años.

En la pérdida de lo que parecía una "vida hecha" encontraron, ella y su esposo, "el motivo más grande" para intentar volver a tener familia, y siempre conservaron la esperanza de que "Dios" les dejase salud para criarlos.

Pilar piensa que tuvieron "muchísima suerte", no solo por el hecho de llegar a tener a sus hijos, que ya superan la veintena, sino también por lo "buenos, estudiosos y cariñosísimos" que son.

"El dolor de mi hija no me lo quitan, pero ellos ayudan a llevar la vida", expone con tristeza.

Pilar no tiene miedo de que la diferencia de edad acabe por quitarle "futuros escenarios de vida con ellos", aunque admite que le gustaría ver si "tienen nietos".

Como mujer que ha sido madre en dos etapas de su vida totalmente opuestas, Pilar anima a todas las que quieran serlo: "Id a por todas sin tener en cuenta la edad". Eso sí, puntualiza que su ideal es "tenerlos de joven", pero a veces la vida sorprende con sus traspiés.

"Cada una busca su felicidad en lo que puede y yo la encontré", dice Lina Álvarez, madre por partida triple, el mayor de 33 años, el segundo de 17 (lo tuvo a los 53) y la benjamina de seis (con los 62).

La enfermedad que sufre el mayor de ellos hizo que su vida cambiara "mucho". Le tocó afrontar, según detalla, la maternidad en solitario ante un padre ausente que "no asumió" la realidad en la que se encontraba su hijo.

Ante el temor de que esa "imposibilidad de tener pareja" persistiera y su firme voluntad de "darle hermanos" al mayor, decidió tirar para adelante con la que era su aspiración sin andarse con miramientos de cuándo satisfacerla.

De hecho, el embarazo a los 60 asegura que le costó porque los ginecólogos no la dejaban arriesgarse a seguir adelante en cuanto eran conocedores de su edad.

"Nadie se tiene que meter con los derechos ni los sueños de las mujeres de ser madres", zanja.

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