Chirivel despertó al ritmo del rosario de la aurora
Los Vélez
La fiesta data de siglos de antigüedad
Cinco intensos días de festividades
Ya lo dijo este mismo cronista hace unos días en otras fiestas de las que, como Cervantes, no quiero acordarme. Qué vacío dejan las ferias cuando acaban. En Chirivel, a esta hora en la que el periódico llega a su casa con el primer café de la mañana, deben estar en esa sensación.
Como ya dijera el periodista que escribe estas líneas hace pocas jornadas, “ya solo queda la resaca”.
Los vecinos no tenían ganas de perder ni un solo minuto a la hora de disfrutar y vivir el último día de las fiestas.
A las seis de la mañana de un domingo habitualmente suele haber poca gente por la calle. Algún ‘zombie’ regresando a su morada después de una intensa noche bailando todo tipo de dudosos éxitos de ese género musical llamado reguetón y algún sufrido trabajador rumbo a su puesto laboral, con más sueño que ganas.
En las calles del municipio, una tradición con más de dos siglos de antigüedad se abría paso. Las canciones populares van rompiendo poco a poco el silencio incómodo con un ‘rosario de la aurora’ que deslumbra cada año con más fuerza.
Las voces e instrumentos van resonando poco a poco para deleite de los presentes, en un pedacito de esa historia tan mágica que está más viva que nunca. El precedente de un éxito histórico en la edición de 2022, con más ganas que nunca tras la pandemia, volvió a ser batido, con una localidad volcada ante su mejor mañana, el amanecer soñado los 364 días restantes por todos los vecinos.
Y ahora ya solo queda volver a despertar cada mañana pensando en ese domingo de agosto en el que las calles “se ponen” un rato antes y la cultura de siempre se abre paso entre las pantallas de los móviles. Fin a las fiestas. La traca nocturna dijo adiós a la feria, momento de reencuentro y convivencia entre los habitantes y curiosos desplazados al municipio. 2024 está más cerca.
También te puede interesar