Domingo Ramos: "El colorido de la Fiesta del Pan es un auténtico espectáculo”
FIESTAS PATRONALES
El regidor espera emocionado la celebración de las Fiestas Patronales en honor a San Sebastián
Lubrín venera con una lluvia de panes a su patrón, San Sebastián
El Alcalde de Lubrín, Domingo José Ramos Camacho, vive este fin de semana junto a sus vecinos uno de los momentos más esperados del año por todos los lubrinenses, su fiestas patronales en honor a San Sebastián, más conocida como ‘La fiesta del pan’.
El regidor de este municipio de la parte oriental de la Sierra de Los Filabres, se muestra muy emocionado de cara al 20 de enero, día grande de este pueblo.
–Alcalde, ¿Qué ambiente se respira en el pueblo en estos días previos a la celebración de su fiesta grande?
–Son unos días de muchos preparativos y en los que la gente está volcada en vivir un momento único como cada año. Estamos preparando los obsequios que se dan en San Sebastián para que los niños del colegio los vendan y recauden fondos para el viaje de estudios, como por ejemplo los pañuelos y otro merchandising, así como los roscos de solapa que les cede la panadería. También hemos repartido las banderas a los vecinos que viven en las calles del recorrido de la procesión y que quieren contribuir engalanando sus balcones.
–Al caer el día grande en sábado, ¿Se espera mayor afluencia?
–Esperamos muchísima afluencia. Si hace buen tiempo, la afluencia de gente va a ser muy grande. Estoy recibiendo noticias de que vendrán muchos jóvenes de Barcelona, Madrid, y de todas las ciudades en las que tenemos estudiantes, que no solamente regresan a su pueblo para vivir las fiestas, si no que lo hacen con sus nuevos amigos.
–¿Cómo influye esto en el sector hotelero y hostelero?
–Me consta que todos los alojamientos turísticos del municipio se encuentran al 100% de ocupación, y son alrededor de 150 viviendas, además de muchas casas del pueblo que a lo largo del año están vacías y se llenan en estas fechas.
Entre el 19 y el 20 de enero también es una fecha clave para la restauración local, los bares no dan más de sí en estos días, lo que supone un incentivo para todos los sectores económicos del municipio.
–¿Hay alguna novedad en la programación con respecto a la de otros años?
–En principio no, no queremos hacer muchas modificaciones ya que es una fiesta que por sí sola ya tiene una tradición y arraigo tremendo. La verdad que intentamos huir de una programación que desvirtúe lo que es la esencia: la procesión y los roscos.
–¿Cuántos roscos se llegan a lanzar durante el recorrido?
–El año pasado hicimos un cálculo preguntando a los panaderos, y según la estimación se habían lanzado entre 20.000 y 25.000 roscos al paso de San Sebastián. Este año pronosticamos que se superará ese número.
–¿No es peligrosa la lluvia de roscos durante la procesión?
–Esa es la verdadera esencia. La procesión con su pelea callejera, vítores, sentadillas, los lanzadores, y esos saltos por intentar conseguir el mayor número de roscos. Quienes llevan el santo por lo general son mujeres, y también tienen su riesgo porque es difícil llevar a San Sebastián con tanta gente y el añadido de los golpes en la cabeza propiciados por los roscazos.
–¿Solamente lo portan mujeres?
–Son mujeres en su mayoría, porque son tradicionalmente quienes más ligadas están a la iglesia y las que se encargan de adornarlo y prepararlo para la fiesta con sus roscas y los huevos duros. Algunos hombres también lo llevan a veces, pero podríamos decir que el 95 % son mujeres del municipio.
–En 2003 se declaró esta fiesta de Interés turístico andaluz, ¿Qué significa esto para ti y para el pueblo?
–En la provincia se celebra San Sebastián en muchos lugares este 20 de enero, pero este reconocimiento destaca la fiesta de Lubrín por ser muy diferente. La cantidad de roscos, los vítores, la multitud, y el colorido que se genera alrededor de San Sebastián no lo hay en ningún sitio nada más que aquí, donde se vive de forma especial.
–Y usted, ¿Cómo vive este día el alcalde?
–Antes me metía en la bulla como cualquier lubrinense pero ahora me toca vivirlo de otra manera, detrás de la procesión junto al párroco, las autoridades que nos visitan, y por supuesto al lado de San Sebastián desde una posición privilegiada.
–¿Qué recuerdos tiene de esa época que le vengan a la cabeza cada año?
–De cuando era niño recuerdo que lo pasé mal en un momento, porque en una avalancha de jóvenes me tiró al suelo y yo pensaba que me matarían. Ese día pensé que no me metería más, pero cuando fui más adulto participé muchas veces y guardo recuerdos muy bonitos con mis amigos del barrio, anécdotas muy divertidas de cuando volvíamos andando con esas inmensas ristras de roscos.
–¿Por qué recomendaría a cualquier persona visitar Lubrín y sus fiestas?
–Si hay alguien que le guste la movida, las fiestas, y ese colorido y gentío popular tiene que venir a Lubrín en el 20 de enero. Ya no solamente que participe o no en el evento, pero es precioso de ver porque es un verdadero espectáculo lo que ocurre en este municipio en ese momento de la procesión. Podríamos decir que es como una especie de San Fermín pero en Lubrín.
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