CORONAVIRUS ALMERÍA

  • Es uno de los municipios con incidencia mayor a 1.000 casos con cierre perimetral y de negocios no esenciales

Gádor, pueblo fantasma

Gádor, pueblo fantasma Gádor, pueblo fantasma

Gádor, pueblo fantasma / Rafael González (Gádor)

Gádor estrenaba el año con un brote de coronavirus que dispararía las alarmas en el municipio y en el Bajo Andarax. A pesar de que los datos oficiales, por entonces, hablaban solamente de tres casos en catorce días, los datos que manejaba el propio Ayuntamiento ya avisaban de un importante aumento en los casos de COVID-19.

La propia alcaldesa, Lourdes Ramos, ya anunciaba por entonces malas noticias a sus vecinos, a los que pedía el cumplimiento estricto de las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Su equipo de gobierno no dejó pasar ni un solo segundo y ese mismo día cerró instalaciones, parques y pistas y canceló actividades.

Gádor es uno de los 18 municipios de Almería donde la incidencia del coronavirus ha superado la cifra de los 1.000 por cada 100.000 habitantes, lo que conlleva no solo el cierre perimetral, que también se da en aquellos municipios que sobrepasan la tasa de 500, sino también el cierre de todos los comercios no esenciales, según la normativa establecida por la Junta de Andalucía para aquellos municipios en Nivel 4, Grado 2.

El municipio gadorense, como tantos otros en su misma situación, era este lunes un pueblo casi fantasmagórico. El imponente Restaurante Los Ángeles, como todos los negocios hosteleros, tiene bajada la persiana. Al otro lado de la vía del tren, se alternan algunos locales que sí abren sus puertas, como Correos, tiendas de alimentación o un punto, próximo al Ayuntamiento, de más actividad, con una carnicería, una panadería y una farmacia abiertas. Todos ellos, negocios de primera necesidad. En sus inmediaciones, otros dos que también disfrutan de ese privilegio, una administración de loterías y un estanco, precisamente, el punto donde convergen el mayor número de personas de las escasas que se ven paseando por las calles gadorenses.

Las cifras de la Junta de Andalucía apuntaban este lunes 1.892,4 casos por cada 100.000 habitantes en Gádor, una cifra totalmente disparada que no obstante difiere por mucho de los datos con los que cuenta a día de hoy el propio Ayuntamiento. Si entonces, a 1 de enero, el consistorio ya contemplaba un repunte que todavía no se había dado en los datos, la incidencia real en estos momentos, apuntan desde la Policía Local de Gádor, se sitúa en unos términos más bajos, pero eso sí, aún por encima de los 1.000 casos. Concretamente, 1.160, afirman.

En la primera ola, Gádor solo registró un caso de COVID-19, una persona que tras pasar 43 días en la UCI logró una completa recuperación. El brote actual tiene sus orígenes en las fiestas navideñas, dirigiéndose las sospechas del oficial jefe de la Policía Local, Francisco López Azor, hacia varias fiestas privadas en el día de Navidad. “La gente está muy asustada. Cuando hago la patrulla, es un pueblo fantasma”, explica López Azor, al frente de la Policía Local, y al mismo tiempo el único policía disponible en estos momentos al tener a varios compañeros de baja y para quien no existen los turnos: lo hace por la mañana, pero el resto del día está también “para lo que haga falta”.

A muy pocos metros, en el despacho de Alcaldía, Lourdes Ramos coincide en que “los números van bajando, también por el efecto de las medidas que ya tomamos en el Ayuntamiento el mismo 1 de enero” y apunta a que “se han detectado muchos casos asintomáticos, personas que no habían notado nada y habían hecho una vida más o menos normal”, y, aunque con ”preocupación”, también existe “normalidad” porque “todas las familias están confinadas, controladas y siguiendo los protocolos de Sanidad”. Incluso, a los comercios esenciales que sí tienen permitida su apertura, la alcaldesa les ha pedido ”el esfuerzo” de no abrir tampoco los domingos, día en el que sí suelen estar abiertos.

A la vuelta, y como si de un recordatorio del cierre perimetral se tratara, el paso a nivel se encuentra bajado y el semáforo en rojo prohíbe traspasarlo. Toca esperar a que se levante la valla. Toca esperar a que baje la incidencia y se levanten las restricciones.

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