Toros de fuego, seña de identidad de principio a fin en Pulpí

Las fiestas patronales de Pulpí en honor a San Miguel, patrón de la localidad, echaron ayer el cierre de esta edición. Una traca en la glorieta situó el final del programa. La jornada de clausura se abrió con la feria del mediodía, continuó con una fiesta infantil en la caseta San Miguel, la actuación del grupo ‘Essencial’ y el espectáculo infantil ‘la Pandilla de Drilo’ y finalizó con toros de fuegos infantiles, continuando con una tradición que se mantiene desde 1985 cuando surgió.

Hablar de la feria pulpileña es hacerlo de los toros de fuego, su atracción más arraigada. Tal es así que se puede decir que está cosida al programa de fiestas desde la década de los 60. Entonces se corría un solo toro el domingo de la fiesta, pero el ayuntamiento ha potenciado esta actividad, que goza de mucho predicamento y una participación popular importante, y se ‘lidian’ varios astados y durante varios días.

Este espectáculo tiene por escenario el centro del casco urbano, su “lugar de siempre’. Bajo al gestión del anterior equipo de gobierno, esta atracción cambió de lugar y se ubicó cerca de las instalaciones de Renfe. La lejanía con el centro, a 1.000 metros de distancia, jugó en su contra y la asistencia de público decayó. Con el actual equipo de gobierno, ha recuperado su ubicación originaria y tirón popular.

Los elementos pirotécnicos no han cambiado con el paso del tiempo, pero el toro ha experimentado una evolución. Consiste en un armazón de hierro con forma de arco, dos ruedas y un hierro alargado con forma de T gracias al cual la estructura es llevada por dos valientes, bien equipados para no sufrir quemaduras, y quienes mueven al toro calle arriba calle abajo.

Los toros de fuego son para adultos, pero los pequeños no quieren mantenerse al margen de esta iniciativa y desde 1995 se organizan corridas infantiles con el fin de que disfruten de los toros. En esta ocasión, el viernes, sábado domingo y ayer lunes, ha habido torillos infantiles.