Y la Virgen de Fátima paró el tren

Un centenar de vecinos acompaña a la imagen en la tradicional romería

El convoy procedente de Granada le rindió tributo y se detuvo unos instantes para felicidad de los romeros

Y la Virgen de Fátima paró el tren
Y la Virgen de Fátima paró el tren
Norberto López

Doña maría, 20 de mayo 2018 - 02:32

En los primeros días del cristianismo, cuando la Iglesia estaba empezando a construirse, Dios usó milagros para edificar la fe. Ayer se produjo otro más en la pequeña y bucólica estación de tren de Doña María. La Virgen de Fátima, rodeada por un centenar de fieles consiguió que el tren se parase ante sus efusivos saludos. Un acto de devoción que marcará para siempre la decimoquinta edición de la romería ferroviaria que cada año se supera "pese a que siempre nos falta alguien que se ha ido", afirmaba emocionado a todos los asistentes el presidente de la Asociación Cultural Ferroviaria Virgen de Fátima, Paco López, minutos antes de obrarse el milagro para satisfacción de todos los presentes.

Una simbólica manera de redimirse tras el plantón que sufrió hace unos años la Virgen de Fátima que llegó tarde a su ya tradicional saludo al tren.

Por eso, ayer el centenar de fieles comenzó bien temprano la romería desde Doña María pese a que la distancia hasta la estación es de escasos kilómetros. Pero las piernas flaquean y la edad no perdona. Lo que es inquebrantable es la fe y la devoción. Y a eso no le gana nadie a los vecinos de Las Tres Villas. Ya quince años rescatando del olvido y elevando al lugar que se merece la gran labor que durante décadas marcó el progreso y el desarrollo de la comarca del Río Nacimiento el tren.

Por eso ayer se sumaron también a la causa adolescentes y niños. "Ellos son los que tienen que tirar para adelante con esta tradición", afirma López que presumía ante Diario de Almería que el socio más joven de la asociación tiene tan solo tres años. El pequeño Miguel (véase la foto adjunta a la derecha junto a su padre) no lo sabe pero tiene una gran responsabilidad por delante. La tradición debe perdurar.

Sobre las 11:30 horas, tras casi dos horas de camino lento pero imparable, la Virgen de Fátima llegaba a la estación. Era el momento del recuerdo para los que no están ya. También de las palabras de uno de los integrantes de la asociación. "Que el año que viene sigamos todos aquí con nuestra Virgen de Fátiva. ¡Vivan los romeros!", clamaba. "¡Vivan!" le respondían al unísono todos.

Los nervios afloraban. "El tren ya ha pasado por Abla", gritaba uno. Minutos después, enfilando la curva y sin dejar de sonar una estruendosa bocina, se vislumbraba la alargada silueta del tren procedente de Granada. Los vecinos empezaban a saludarle y el tren, para sorpresa (aunque todos lo sabían), se detuvo. Paco López, emocionado saludaba al maquinista. Se obró el milagro. Doña María ama el tren. El amor es correspondido. Aquí no hay entuerto.

Después llegaría el momento de la misa con el coro rociero de Abla, de la gran paella organizada por el Ayuntamiento de Las Tres Villas para todos los asistentes y las risas y la emoción en el paraje Las Cabanillas. Un año más, y ya van quince, la tradición se mantiene viva. Y que siga así.

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