Los vecinos de Puente del Río, en Adra, se defienden: "No somos un barrio conflictivo"

Sociedad

En el barrio hay una mayor preocupación: la despoblación que llevan años sufriendo por los jóvenes que se van a vivir al centro

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Bulevar de Puente del Río. En el recuadro, casas destrozadas por los enfrentamientos. / D.A. (Archivo)/Javier Alonso

Desde que hace más de un mes un enfrentamiento entre ‘Saúles’ y ‘Lateros’ pusiera a la pedanía abderitana de Puente del Río en el mapa, el nombre de esta pedanía no ha aparecido en las informaciones nacionales por otra cuestión que no fuera la relacionada con la seguridad. Pero esta pedanía histórica, con siglo y medio de vida a sus espaldas, lucha ahora por rehacer su buen nombre.

Se sienten estigmatizados. “Si ocurre en El Ejido no se ensucia su nombre”, dice Manuel Martín, dirigente de la Asociación de Vecinos de esta barriada que tradicionalmente se ha dedicado al motor económico del Poniente, la agricultura. En el barrio creen que ha sido un “hecho aislado”, un enfrentamiento entre familias que obligó a Gobierno y a Ayuntamiento a reforzar la seguridad en la zona ante el miedo a que la violencia fuera a más. Manuel cree que no hay que temer. “La convivencia siempre es buena, hay alguna diferencia pero no somos conflictivos”, defiende.

Sus problemas son otros, y los tienen muy claros. La pedanía pierde habitantes y lo hace, parece, de forma irremediable. No es un municipio alejado de la capital, una zona eminentemente rural a la que es complicado llegar, sino que está a apenas dos kilómetros del núcleo principal de una de las localidades más pobladas de la provincia, Adra, donde, en total, viven 25.515, según el balance hecho por Estadística el pasado año. “Llegamos a tener 3.000 habitantes, pero se han ido a vivir al centro”, dice, con una pizca de desasosiego, este dirigente vecinal.

Como en otras latitudes de este país que se concentra en las grandes urbes, uno de los factores que más pesa es la falta de servicios, que ahuyenta a quienes quieren formar una familia. “Nos han reducido los servicios, ya no tenemos banco y antes teníamos dos”, explica. Les queda la farmacia, con medio siglo de trabajo en su haber, y los bares, dos, que articulan la vida de barrio. Una de las reseñas, publicada tras la pandemia, explica buena parte del sentir que se desprende en esta charla. “Vivió tiempos mejores”, dice el mensaje, publicado para la posteridad en Google.

Pero quienes quedan en la localidad, en torno a 1.500 personas, no tiran la toalla para vivir tiempos mejores, para recuperar el músculo que esta zona tenía antaño. “El barrio necesita modernizarse, está estancado y en un circulo entre rio, montaña e invernaderos”, pide. Construir nuevas casas sería, en su opinión, una solución factible. “Nuestra población es longeva, el joven no se queda. Ya no se hacen casas nuevas”, diagnostica. Yaunque carezcan de servicios propios, no se sienten apartados, pues se desplazan a las otras barriadas para ir a las tiendas o a hacer los trámites que no hay en la zona.

A los jóvenes llaman para que se establezcan en la pedanía. Hay un colegio, el Fuentesantilla, que ofrece educación hasta Secundaria y al que se puede ir desde donde se quiera en este núcleo urbano, pues está a apenas cinco minutos en coche del punto más alejado. Ellos no van a parar de luchar. “Como Asociación de Vecinos intentamos buscar el foco del problema, comunicarnos con la Administración e ir tocando puertas”, cuentan. Desde el Ayuntamiento no se olvidan de quienes viven en estas calles y organizan actividades. Una de las próximas será el cine de verano.

Tras el escándalo que les llevó a aparecer en los medios nacionales, en Puente del Río ya han recobrado la normalidad y luchan ahora para que su nombre vuelva a estar limpio.

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