Los antiguos mojaqueros vivían en casas con patios y dos alturas
Yacimiento arqueológico
Según los trabajos de arqueólogo de la Universidad Granada en el yacimiento de Mojácar la Vieja
Tras un mes de trabajos en el yacimiento de Mojácar la Vieja, el equipo de arqueólogos de la Universidad de Granada, ha presentado a los vecinos de la localidad, en la Fuente de Mojácar, los resultados y conclusiones provisionales de su trabajo.
El alcalde de Mojácar, Francisco García Cerdá ha expresado su agradecimiento al equipo de arqueólogos que han llegado desde todos los puntos de la geografía española y los miembros del equipo de investigación, por sus distintas especialidades, han relatado los diferentes descubrimientos realizados a lo largo de esta campaña.
José María Martín Civantos, coordinador del laboratorio Biocultural, MemoLab, de la Universidad de Granada, en sus conclusiones, destacado el potencial que desde el primer año ya se dejó ver y se va demostrando conforme se van ampliando las áreas de excavaciones. Ya no sólo en el recinto fortificado, con sus dos murallas, una en la zona superior donde se encontraba el espacio de fortificación militar y estaba representado el estado almorávide y los principios del estado nazarí, también en la zona inferior, la parte de caseríos y sobre todo con una defensa monumental, con hasta 18 torres que rodeaban todo el cerro, y con una torre puerta. Por si quedaba alguna duda de su importancia, el pasado año localizaron otra más exterior, una doble muralla, que hacía más compleja la fortificación.
Las excavaciones se han localizado fuera de la muralla exterior y han permitido ir identificando como era la villa, cómo vivían los mojaqueros entre los siglos XII y XIII. S e va descubriendo el urbanismo, con casas en torno a patios y viviendas que parecen tienen dos alturas.
También silos y tinajas para la recogida del agua desde los terrados, que filtraban para hacerla potable; dormitorios, cocinas y elementos que están relacionados con la industria textil, la transformación y conservación de los alimentos, horno comunitario y una cantera a partir de la cual se obtenían los materiales para la construcción y otros muchos elementos.
Junto al urbanismo aparecen restos de cerámica, demostrando que se fabricaban en el asentamiento, y de fauna. Es de destacar una vértebra de cetáceo, muy singular y que en el contexto medieval hay muy pocos ejemplos. También llama la atención el hallazgo de una olla con caracoles que no eran alimento permitido por su religión.
Se sabe que vivían en alquerías
Para dar una idea de la alimentación y de su modo de vida, se localizado una cocina con un ataifor o fuente con restos de la comida que se iría a servir a la mesa. Junto a una cuscusera. Es la calificada como “última cena” de Mojácar la Vieja, por sus descubridores. Hay presencia igualmente de semillas que muestran la flora de la zona. En su conjunto, da una imagen completa y al mismo tiempo más compleja de Mojácar la Vieja, aunque se siga sin saber claro cómo surge este primer asentamiento. Por este motivo, es muy importante saber cómo era el entorno, el territorio. Si eran gente que vivían en pequeñas alquerías y surgen en un proceso de concentración de la población dirigida el estado para mejor defensa o es una tendencia general que hace que se concentren las familias y van formando pequeñas ciudades como es Mojácar la Vieja, que no tiene la categoría de Medina (ciudad) pero que empieza a semejarse cada vez más. Sí se tiene claro la presencia del Estado y sus representantes. Es la cabecera de un distrito, lo que sería hoy un término municipal, de hecho este es el origen de la estructuración del territorio que todavía perdura, con una cabecera administrativa donde está la representación del estado, en torno al cual hay alquerías de carácter rural que siempre están en conexión con la actividad productiva que son fundamentales para la vida. Para poder interpretar el origen de Mojácar la Vieja, para Martín Civantos y su equipo, es importante recuperar toda la información que está desapareciendo: acequias, norias, molinos y con ellos la memoria de todo este patrimonio que es el que ha configurado el entorno del paisaje de Mojácar, junto con la costa y la sierra. Entre sus tareas, los arqueólogos responsables de las excavaciones quieren completar todos estos datos y darle sentido para poder ir transmitiéndolos a los vecinos y visitantes, ofreciendo un recurso cultural que debe será un motor del desarrollo social y cultural para la localidad, un aglutinante para crear comunidad e identidad.
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