113 kilómetros en el Camino: el peregrinaje de un grupo de macaeleros hasta Santiago
Almanzora
Caminando entre 20 y 30 kilómetros diarios, hicieron el recorrido desde Sarria hasta Santiago en cinco días, "formamos una buena piña"
Lo más emocionante del viaje fue entrar en la plaza del Obradoiro con una gaita como banda sonora, "se me pusieron los pelos de punta"
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Hace unas semanas, una treintena de macaeleros atravesó la Península Ibérica de punta a punta para recorrer 113 de los más de 900 kilómetros de la ruta francesa del Camino de Santiago. Reunieron los elementos más básicos en sus mochilas, se enfundaron sus botas más resistentes y se adentraron en esta ruta que el año pasado atrajo a más de 200.000 peregrinos de todo el mundo. Este grupo de vecinos de Macael estuvo acompañado por varios miembros del Área de Deportes del Ayuntamiento local que se encargó de la coordinación del viaje.
"La idea surgió de los propios vecinos, se realizaron varias solicitudes y, después de estudiarlas, contactamos con Ricardo, de la organización MalaBruxa, encargada de organizar grupos interesados en hacer el Camino de Santiago y nos lanzamos a la aventura", explica Mari Carmen Navarro, concejala de Deportes de Macael, "ha sido una gran experiencia, tuvimos un muy buen grupo y lo pasamos estupendamente, hicimos muy buena piña".
El grupo llegó a la la localidad coruñesa de Padrón el día 31 de agosto tras 16 horas de viaje desde Macael, recuperaron energías en el hotel que tenían asignado y que les serviría de lugar de descanso durante toda la estancia y, el lunes siguiente, comenzaron la ruta. El grupo partió desde Sarria y recorrió los 22 kilómetros hasta Portomarín, el martes llegó hasta Palas de Rei tras andar los 25 kilómetros de la ruta, el miércoles fueron 29 los kilómetros recorridos hasta Arzúa, el jueves llegó hasta Pedrouzo recorriendo los 20 kilómetros de marcha y el viernes, por fin, atravesól la plaza del Obradoiro donde se encuentra la emblemática catedral de Santiago de Compostela.
"El peor día para mí fue el miércoles, el lunes comenzamos con mucha energía y realizamos bien la ruta, el martes empezamos a notar el cansancio y terminamos con muchas agujetas pero es que el miércoles tocaba recorrer 30 kilómetros, fue el día más duro", afirma la concejala, "sin embargo, salvo las ampollas en los pies que eran algo normal, no tuvimos ninguna lesión, todos íbamos muy bien preparados, teníamos cremas para los calambres, apósitos para las ampollas, etc., cada uno iba con su neceser con lo básico y nos íbamos ayudando, yo, por ejemplo, llevaba unos botecillos de jalea real, para reponer energía y los iba repartiendo".
Atrás quedaron los tiempos en los que la única manera de recorrer el Camino de Santiago era cargarse una mochila con todas las pertenencias a la espalda e ir pasando de albergue en albergue o acampando hasta llegar a la capital coruñesa. Ahora, la ruta se ha hecho mucho más accesible y hay fórmulas diseñadas para todo tipo de senderistas, aquellos más hardcore pueden realizar la peregrinación a la antigua usanza, pero si deseas hacer un viaje en grupo y disfrutar del camino a tu ritmo, puedes utilizar la fórmula de estos macaeleros, cada día, un autobús les dejaba al comienzo de la etapa y, al terminar, les llevaba de vuelta al hotel donde se hospedaban para pasar la noche. "Como organizadores, era una seguridad poder contar con un autobús al que podíamos llamar en el caso de que alguien se encontrase mal, por ejemplo, entre nosotros había una señora de 70 años que tenía muchísimas ganas de hacer el Camino de Santiago pero que físicamente no podía recorrer más de 20 kilómetros al día, así que comenzaba la ruta con nosotros, realizaba ocho o diez kilómetros y luego la recogía el autobús para llevarla a la siguiente parada donde nos esperaba a todos".
Durante la ruta, cada persona iba a su ritmo, "Antonio iba primero con los más adelantados y José, el técnico de Deportes iba al final, cada persona se iba parando donde quería, llevaba cada uno su comida o descansaba en un bar y continuaba el camino. Hacíamos paradas de grupo en determinados lugares, por ejemplo, en Melide hay dos pulperías que son muy famosas, ahí hicimos parada obligatoria, claro; también probamos las zamburiñas en la ruta de Arzúa a Pedrouzo que estaban espectaculares", explica Navarro. La comida y el paisaje es, sin duda, una parte muy importante del atractivo gallego, especialmente para un grupo de almerienses acostumbrados a la aridez del sur, aunque lo más emocionante para el grupo, curiosamente, fue la música, "yo no me emociono facilmente, pero cuando llegamos a la plaza del Obradoiro había un gaitero para darnos la bienvenida y cuando empezó a tocar se me pusieron los pelos de punta y se me saltaron las lágrimas, fue precioso, lo más emocionante del viaje, sin duda".
El sábado 7 de septiembre, tras una última noche entre una degustación de pulpo en el hotel y la entrega de las "Compostellas", las insignias en forma de concha que acreditan haber realizado más de 100 kilómetros por cualquiera de las rutas a la capital, el grupo regresó a Macael y ya están organizando nuevas aventuras. "La verdad es que ha sido una fantástica experiencia y ya estamos mirando opciones para poder repetir el año que viene", termina la concejala.
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