Los ejidenses anhelaban recuperar una de las fiestas más queridas y con una mayor participación del año, San Marcos, que junto a San Isidro Labrador suponen las dos fiestas mayores del municipio del Poniente Almeriense. La pandemia canceló las dos últimas ediciones, y a la tercera fue la vencida, aunque la climatología ha condicionado en cierta manera su desarrollo, especialmente el viento, aunque también la lluvia. No obstante, el tiempo mejoró ayer domingo y pudo vivirse una gran jornada en la que participaron varios miles de personas, en torno al que es el acto central cada año por San Marcos y que cuenta con un mayor arraigo para distintas generaciones: la procesión-romería con la imagen de San Marcos.

A primera hora de la mañana se repartieron las tradicionales rosquillas de San Marcos, nada menos que 9.000 piezas que forman parte indisoluble de esta fiesta. Esta celebración religiosa y popular se inició en la parroquia de San Isidro Labrador, donde desde las 10:30 se celebró la solemne misa. La misma estuvo oficiado por el párroco Mariano Delgado y contó con la participación del coro Rocymar. Después, mayordomos, devotos y numerosos visitantes comenzaron la tradicional procesión-romería, que se desarrolla por las calles del municipio ejidense y que tiene como particularidad la presencia de numerosas carrozas, que representan a colectivos o grupos familiares y de amigos. Se trata de un desfile muy colorido y original, en el que cada grupo elige una temática y estética diferentes para sus carrozas o el atuendo de sus miembros, y que está presidido en todo momento por la alegría y la diversión.

La música ha estado muy presente en esta edición de las fiesta de San Marcos, así como la gastronomía. Dos reconocidos y veteranos grupos del panorama nacional, como Siempre Así y los Gipsy King, han ofrecido sendos conciertos, mientras que se han repartido viandas de distinto tipo. El sábado tuvo lugar la original ‘Fritá más grande del mundo’, así como el reparto de habas y tocino, una gran oportunidad para demostrar el espíritu de todas las fiestas populares, que no es otro que compartir momentos de alegría y convivencia con amigos y conocidos.

Los ejidenses esperan ya la llegada de San Isidro Labrador y desean, especialmente los feriantes, que el tiempo, esa vez sí, acompañe.