A pesar de que la provincia de Almería amanecía ayer de nuevo con bajas temperaturas por el temporal de frío que azota estos días a toda la península, miles de personas se echaban a la calle para celebrar el día de San Ildefonso en Olula del Río. Los actos comenzaban con la solemne misa en la Iglesia de La Asunción a las once de la mañana en la que el obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, fue nombrado hijo adoptivo de la localidad. Un nombramiento que llenó “de gozo y responsabilidad” al homenajeado.

Después de la liturgia, que estuvo presidida en todo momento por el obispo, era el momento de comenzar la procesión por las calles del municipio y permitir a los olulenses mostrar su devoción a los santos.

Los Patronos, San Ildefonso y San Sebastián, salían a la calle a hombros de los miembros de la la Peña de San Sebastián y San Ildefonso y eran recibidos por miles de vecinos, ansiosos por que diera comienzo la multitudinaria procesión que contó con la presencia de muchos olulenses que residen fuera y que vuelven todos los años para disfrutar de las fiestas patronales de su pueblo.

El obispo Antonio Gómez Cantero ha sido nombrado hijo adoptivo de Olula.

Unos festejos que se han vivido intensamente desde este pasado jueves cuando dieron comienzo con los actos de homenaje de los carretilleros a ‘Juan El Canuto’ y que han transcurrido a lo largo de todo el fin de semana con las ofrendas de roscos, las chocolatadas, las carretillas infantiles y la tradicional fiesta de la pólvora con la tirada de cohetes de gran potencia y tracas sonoras en los barrios más representativos.

En total, durante todo el recorrido se llegan a tirar más de mil metros de tracas y 400 docenas de carretillas.

La multitudinaria procesión de ayer transcurría por diferentes calles de la localidad en la que como marca la tradición se lanzaban al paso de los tronos miles de roscos de pan.

Los vecinos de Olula han disfrutado de varias noches de pólvora y luz.

De nuevo una estampa en la que las calles del pueblo, repletas de personas, se coronaban con rosquillas en el cielo, y numerosos vecinos trataban de cazarlas al vuelo.

Después llegaría el momento de la fiesta en el Parque San Pablo con las migas para todos los asistentes y la actuación de Los Galgos que ponía en punto y final a unos festejos que han vuelto a recobrar la ilusión tras varios añso deslucidos por la pandemia.