Una de las tradiciones más extendidas cada 28 de febrero, el Día de Andalucía, es la de celebrarlo, como nos identifica a los andaluces, con jornadas de convivencia en las que las migas y la paella son las grandes protagonistas. Platos que sientan a la mesa a comensales para disfrutar de una costumbre extendida por la prácticamente todos los municipios de la provincia de Almería. Y si no que se lo pregunten a los cientos de vecinos y huercalenses que se daban cita esta mañana en Huércal de Almería para ser partícipes de una jornada en la que el verde y blanco de la bandera compaginaba con el amarillo de la paella, el blanco de las migas y el rojizo de la carne al ajillo.

Para conmemorar una fecha tan importante y señalada en el calendario de todos los andaluces, el Ayuntamiento de Huércal de Almería invitaba a vecinos y visitantes a darse cita en el corazón de la localidad, la Plaza de la Constitución y la respuesta fue de éxito rotundo. Desde antes de las doce de la mañana, decenas de personas se aglomeraban en este espacio para conmemorar el Día de Andalucía.

Actividades que arrancaban con el acto institucional en el que el alcalde de la localidad, Ismael Torres, además de agradecer a vecinos y visitantes el arropo recibido, recordaba los orígenes de la autonomía andaluza, destacando que “Andalucía ocupa un lugar de privilegio en la conciencia de todos los andaluces y andaluzas” y el “orgullo de ser andaluces y la suerte de nacer en esta tierra”, antes de invitar al resto de la corporación municipal a subir al escenario para continuar con el acto institucional, con el himno de Andalucía a cargo de la Banda Sinfónica de Huércal de Almería.

A su término, y tras varias horas de preparativos, el olor de los guisos tradicionales, que se podían disfrutar por apenas 50 céntimos de euro, ‘obligaba’ a los asistentes a esta cita a hacer su cola en la calle Real para disfrutar de las migas, arroz y carne al ajillo, que se preparaba por decenas de manos para conmemorar una efeméride muy señalada y que en Huércal de Almería además era solidaria puesto que, la Asociación Dárata también tenía su espacio poniendo a la venta distintos enseres por precios ínfimos a fin de recaudar fondos.

Música, jolgorio, costumbres y platos típicos recordaban en la localidad el orgullo de ser andaluz.