Un olivo con siglos de historia se seca sin remedio
Medioambiente
Es uno de los árboles más longevos de la comarca del Bajo Andarax y se encuentra en la Rambla del Cura, en Huércal de Almería
Decenas de mujeres se reúnen para tejer en la calle en Huércal de Almería

Un olivo con siglos de historia, hasta 700 años calculan, se seca. Lo hace sin remedio en uno de los pulmones verdes de Huércal de Almería, la Rambla del Cura. Ajeno a la mirada de la mayoría de sus vecinos, sin casi nadie que clame por él, va agonizando por la falta de agua, mal endémico de esta provincia. El huercalense más longevo lo está pasando mal.
Su único ‘amigo’, Juan Cumbres, un conocedor de este lugar, se presentó este martes en la redacción de este periódico para pedir auxilio. Es su única voz. Cuenta que el olivo acaba de resistir el fuego, pues las llamas del incendio del pasado mes de mayo le llegaron a rodear, aunque se libró de la quema. De lo que parece que no se va a poder escapar es de la falta de cuidado. “Se lleva secando desde el pasado verano, le está afectando todo lo que lleva sin llover”, explica, sentado en una de las sillas de esta oficina.
Dice que está haciendo lo posible para salvarlo, pero no está siendo fácil. “Hay muchos baches”, asegura. Dice que le van derivando de despacho en despacho, pero que nadie se termina de hacer cargo de su caso. “Me mandan de planta en planta, de ventanilla en ventanilla”, afirma. Una de las últimas soluciones que le han dado, asegura, es declararlo como ‘árbol singular’. Y para qué sirve eso, se preguntará el lector. La respuesta la tiene la Junta de Andalucía, que ha realizado una catalogación sobre estos ejemplares. “Un árbol es considerado singular cuando destaca del resto de los ejemplares de su misma especie, bien sea por adoptar una forma poco habitual, tener una avanzada edad, poseer dimensiones excepcionales, adquirir un alto valor paisajístico, localizarse en lugares poco habituales para su especie, por su historia o tradiciones populares, o sencillamente por su rareza”, define el ejecutivo regional.
Este ‘vecino’ de todos que agoniza sin agua está más cerca de lo que uno cree. Subiendo por la Rambla de Belén de la capital, en la linde con Huércal, pero ya del lado de este término municipal, se puede encontrar. Dice que él lleva subiendo quince años. Le da pena su evolución. “Está grisáceo, apenas queda una rama verde ya”, cuenta.
No es el primer olivo que se seca en la provincia de Almería. El fotógrafo de este periódico, Javier Alonso, ya retrataba a finales del verano pasado cómo los árboles iban sufriendo los envites de la sequía en municipios como Tabernas. “La fortaleza y robustez de un olivo convertida en una masa inerte, de tristes colores, de aspecto mortecino, si es que la sequía no le ha dado ya la extrema unción bajo el sol abrasador de las últimas semanas”, contaba en ese entonces la crónica.
Regar un olivo no es tan fácil como puede parecer. Se necesitan entre cincuenta y setenta litros a la semana, más en los meses cálidos como los que ahora se viven. Juan dice que él no tiene capacidad para encargarse. “Yo soy un ciudadano de la calle, transeúnte de toda la vida, pero soy amante de la naturaleza y testarudo”, dice. Su carácter bien lo demuestra.
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