La Fuente Pública de Mojácar se prepara para revivir una de sus tradiciones

Tradiciones

Medio centenar de personas elabora jabón artesanal como antesala del lavado de ropa del próximo día 24

Alrededor de esta fuente  ha fluido la vida cotidiana de la ciudad
Alrededor de esta fuente ha fluido la vida cotidiana de la ciudad / D.A.

El taller de preparación de jabón artesanal, celebrado anteayer en la fuente pública de Mojácar, reunió a medio centenar de personas, de ambos sexos y distintas edades, dentro del calendario de actividades culturales de los trabajos arqueológicos de la séptima campaña de Mojácar.

Los participantes recordaron, en algunos casos, y aprendieron, en otros, a elaborar jabon de una forma artesanal y sostenible. La iniciativa sirve de antesala a la del miércoles 24 cuando los promotores, con la colaboración del consistorio local, hacen un llamamiento a adultos y niños para que se sumen a la experiencia cultural de lavado de topa en la Fuente Pública..

“ Se trata de una oportunidad perfecta para disfrutar en familia, aprender sobre nuestras costumbres, conectar con la historia de Mojácar y de poner en valor cómo se ha lavado tradicionalmente en Mojácar” explican desde el Laboratorio de Arqueología Biocultural de la Universidad de Granada que es quien organiza las excavaciones.

La existencia de esta fuente, conocida popularmente como la ‘mora’ o la de ‘los 13 caños’, es ya mencionada en los antiguos textos árabes y fue la clave fundacional del pueblo. Sus doce caños frontales y uno lateral actuales provienen de la reforma realizada a finales del XIX durante el mandato fue construida de José Yribarne de los Ríos como alcalde de Mojácar, en 1876. La historia cuenta que en este lugar se produjo el encuentro entre Garcilaso, enviado por los Reyes Católicos y a la vez, último alcalde moro, para la entrega de la ciudad. Mójacar dejó de ser por siempre musulmana con esa capitulación.

El agua de esta fuente ha servido para calmar la sed, para lavar y para el regadío de las plantas. Las lavanderas, para no contaminar las aguas que regaran las huertas, lavaban de dentro a afuera con los pies dentro del agua. La fuente ha sido el centro donde confluía la vida cotidiana y todo un manantial de recursos económicos: El oficio de aguador o aguadora. Transportaban el agua con animales o con su propio esfuerzo. Las aguadoras transportaban dos cántaros, uno en la cabeza con un roete de por medio y otro en la cadera. Otro oficio de la fuente era la de lavadero de ropa.

Alrededor de esta fuente fluía la vida cotidiana y una red de comercio: mercado de abastos y ganado, molino, tahona, celebración de fiestas. Lugar de encuentro y tertulias, donde los jóvenes acudían a efectuar sus juegos, y, con la excusa de beber agua, ver las piernas a las mozas que lavaban, remangadas, dentro de las acequias de agua y donde se cantaban coplas de la cultura popular, transmitidas oralmente de padres a hijos como la que decía; “Mojaqueras con roete y zapatos de charol van a la fuente a

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