Del municipio romano de Murgi a la periferación ejidense
Castellanización. Hasta el siglo IV d.C. había desempeñado un papel preponderante y autónomo, con la llegada de los musulmanes se iniciará un proceso de periferización
El municipio romano de Murgi (El Ejido) conoció su máximo esplendor en el último cuarto del siglo I, durante el II y parte del III d.C. Sin embargo, no escapó a los avatares del Imperio y la ruralización se intensificará a partir de la segunda mitad del citado siglo III d.C. en el que, no obstante, todavía se levantó, por mandato de algún rico murgitano, una casa cuya sala principal contaba con un excelente mosaico, y en la periferia de la ciudad el Daimuz, que es un mausoleo o construcción funeraria de carácter familiar. Las villas de Tarambana y de Onáyar eran centros de importantes latifundios. A partir del siglo IV d.C. la población empieza a instalarse en el interior, lo que no es óbice para que en la zona de El Ejido se mantengan algunos asentamientos, como el de la loma de Onáyar y en la que posiblemente existió una basílica paleocristiana. En el tiempo comprendido entre el siglo V d.C. y la llegada de los musulmanes la decadencia de Murgi se va acentuando hasta su práctica desaparición.
En el territorio ejidense, que hasta el siglo IV d.C. había desempeñado un papel preponderante y autónomo, con la llegada de los musulmanes se iniciará un proceso de periferización, presentando una clara dependencia de la comunidad establecida en el Valle de Dalías. Esta situación se prolongará a lo largo de varios siglos. El último tercio del siglo XVI es decisivo en la evolución de El Ejido, al producirse el gran cambio originado por la transferencia forzada de la tierra, que había pertenecido a moriscos, a los repobladores agrupados en la villa de Dalías. Comienza una intensa castellanización del espacio ejidense que culminará a mediados del siglo XVIII: las 1.390 fanegas de tierra repartidas en 1575 han pasado a 5.785 en 1751, con un incremento en menos de dos siglos (176 años exactamente) del 316,19%, encontrándonos ante un gran proceso de roturación y de cambio de tierras concejiles a propiedad privada. Significativo es, a este respecto, que en estos momentos "el común de la villa de Dalías", en el Campo, solamente está formado por "vna pieza de tierra de secano, en el pago que llaman del Algarrobo, dista de la poblazión dos leguas y media, que se compone de mil y ochozientos celemines de tierra de lavar; los quales, por la grande distancia de esta villa y ser tierras que necesitan de muchas aguas, se mantienen al veneficio común y rara vez suelen sembrarse algunos cortos pedazos; y les parece tendrá dicha pieza trescientos y sesenta celemines de primera calidad en su clase y lo restante de ínfima calidad; linda por poniente la rambla que vaja de la Maleza y por levante el término con la ziudad de Almería, por el sur la acequia que ba al Puerco y por norte el monte". (Archivo Histórico Provincial de Almería. Catastro de Ensenada, Dalías, E. 59).
En el citado proceso es necesario profundizar, intentando responder a cuestiones sobre roturaciones ilícitas, ocupaciones de terrenos concejiles, ventas de tierras comunes y de propios por la Corona y el mismo concejo, repartos de tierras concejiles, beneficiarios de las roturaciones, apropiación de bienes públicos de todo tipo por los propietarios más poderosos. A mediados del siglo XVIII la dependencia, de lo que actualmente es el municipio de El Ejido, respecto a la comunidad agraria establecida en el núcleo de Dalías, es total. En esta época "La villa de Dalías, vna de las siete del partido de Alpuxarras, dista cinco leguas de la de Vxixar cabeza de él, y veinte de la ciudad de Granada capital de su provincia. Su término de poniente a levante es de tres leguas y del norte al sur legua y media, tiene doze de circunferencia. Linda por levante con los términos de Vícar y Feliz, jurisdizión de Almería, y con los de Yllar y Güécija de la taha de Marchena, por poniente con el de la villa de Berja, por el norte con los de la villa de Lauxar, lugar del Fondón, Presidio, Almózita, Padules y villa de Canjáyar, pueblos de este partido, y por el sur con las playas del mar Mediterráneo".
(Archivo Histórico Provincial de Almería. Catastro de Ensenada, Dalias, E. 59).
La definición de los límites de los términos municipales es resultado de un proceso histórico, que, en nuestro caso se mantiene desde la época musulmana/morisca, aunque, de hecho, se trata de una realidad en la cual suelen ser más importantes los objetivos de gestión que los históricos. El municipio de Dalías aparecía como un conjunto muy equilibrado, en el que la agricultura de regadío del Valle se complementa con la de secano del Campo (actual municipio de El Ejido), y éstas a su vez con una importante explotación ganadera en este último espacio y salinera/pesquera en su litoral.
Las mencionadas circunstancias económicas se reflejarán en un espectacular crecimiento de la población en la villa de Dalías, multiplicándose por 12,43 entre 1575 (100 vecinos, unos 400 habitantes) y 1752: 1.200 vecinos, 4.973 habitantes, que residen en un total de 1.126 casas, de las cuales 1.098 se encuentran en el núcleo de población y 28 en el actual municipio de El Ejido, de las últimas solamente dos están habitadas permanentemente. Esta situación, unida a que de los 405 propietarios de tierras en el Campo 396 residen en el pueblo y los nueve restantes fuera del término concejil, explica, a mediados del siglo XVIII, la dependencia total del territorio ejidense de la comunidad agraria establecida en la villa de Dalías.
En el Campo de Dalías (actual municipio de El Ejido) a mediados del siglo XVIII el papel desempeñado por los propietarios forasteros, tanto en las suertes como en los secanos, es muy escaso en número. Siendo, sin embargo, significativo que en las suertes el mayor hacendado es un vecino de Adra y en los secanos otro de Granada perteneciente al estamento eclesiástico. El grupo de mayores poseedores foráneos se completa con un beneficiado residente en Laujar. Del total de propietarios los forasteros representan el 2,22 % Y poseen el 7,88 % de la superficie de las suertes y el 18,17 % de la de los secanos. Los titulares que en el Catastro de Ensenada constan como vecinos de otras poblaciones son: (ver tabla)
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