Níjar

La Isleta del Moro, una barriada abierta al mar y a otras posibilidades

  • Restauración, la práctica del submarinismo y el snorkel, y el senderismo forman la oferta de esta pedanía

La Isleta del Moro debe su nombre a la orografía y a la historia. La primera parte de su nombre lo ha tomado de un islote de piedra ubicado frente a su playa. Este peñón le otorga un perfil inconfundible.

El apellido de esta barriada le viene de las frecuentes visitas de árabes y piratas en busca de tesoros. Se cree que proviene del caudillo norteafricano Mohamed Arráez. El topónimo del lugar lo ha tomado de “Arrais” que, en árabe. quiere decir “patrón de barco” .Ya en el siglo XVIII aparecía escrita como “jarraez”.

Otra versión sobre el origen del nombre del pueblo alude a que Arráez procedería del nombre de la persona que ostentaba los derechos de explotación de la moruna, un arte de pesca tradicional utilizado por los pescadores de la localidad.

La población surgió en el siglo XIX como un pueblecito marinero ligado a las actividades pesqueras artesanales y la agricultura de huertas. que abastecía de pescado a los mineros de Rodalquilar.

La Isleta es pequeña en superficie y ocupación. Al 1 de enero de 2019, según los datos del Instituto de Estadística y Cartografia de Andalucía, su número de habitantes censados fue de 176, entre 89 hombres y 87 mujeres.

La realidad es otra bien distinta en verano. La tranquilidad del resto del año muda y este enclave vecina pasa a ser un hervidero humano. Se convierte en motivo de visita de muchos turistas, atraídos por sus paisajes y calas.

La restauración y la fama de su pescado es uno de los señuelos de esta pedanía, pero con todo la gastronomía no es el único motivo. La pesca, el submarinismo y el snorkel tienen muchos seguidores.

El senderismo es otra de las alternativas con mucho predicamento con más de una veintena de rutas. Las calas forman parte de su oferta. Las del Carnaje o Los Toros, y las playas del Peñón Blanco y del Arco son algunas.

La Ruta de los Piratas permite conocer fortificaciones defensivas y traer al presente batallas de otra época. Y la ruta submarina otorga la posibilidad de ver más de mil especies de flora y fauna marina desde meros, sepias, congrios, pulpos a barracudas, aprovechando la claridad de sus aguas.

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