Níjar

Los aljilbes, el ejemplo de que el ingenio surge de la necesidad

  •  La aridez del suelo y la escasez de agua alimentaron la idea de almacenarla en estos depósitos

La historia de Níjar está marcada, sobremanera, por la escasez de agua y la aridez de su suelo, derivada de aquella Esta sustancia es un elemento de la naturaleza, integrante de los ecosistemas naturales, fundamental para el sostenimiento y la reproducción de la vida en el planeta, ya que constituye un factor indispensable para el desarrollo de los procesos biológicos que la hacen posible. En Nijar, esta definición del liquido elemento ha alcanzado su máxima expresión. Tal esa así, que el nijareño ha combatido esta necesidad con ingenio.

Los aljibes son el resultado de esa lucha a brazo partido por la supervivencia y forman parte del paisaje local, una especie de foto fija que testimonia el paso del tiempo y de un tiempo de necesidad y penurias. Algunos, como es el caso del aljibe Bermejo, está considerado BIC (Bien de Interés Comunitario).

El Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz de la Junta de Andalucía recoge a otros 77 ejemplos de estas construcciones, aunque la lista es mucho más extensa.

El origen de los aljibes se remonta a la cultura del Argar y Los Millares, con el hallazgo de restos de depósitos de agua. Los romanos también construyeron aljibes, como se demuestra en el citado aljibe Bermejo, en Campohermoso. Los musulmanes los utilizaron para abastecer a sus poblaciones.

No todos eran iguales. Los había de distintos tipos según sus características y función. Así, los había domésticos, situados en el interior de las viviendas, recogen el agua de los terrados. Los agropecuarios abastecían a la casa y los animales. Los ganaderos estaban situados en las cañadas, vías pecuarias y en las llanuras, para los rebaños. Los militares se ubicaban en el interior de los castillos y fortalezas. Los mineros eran de gran capacidad, construidos a finales del siglo pasado con el auge de la minería en Almería. Los de almacenaje y abastecimiento urbano funcionaron como depósitos subterráneos capaces de almacenar agua de lluvia durante largo tiempo, para dar beber a todo el pueblo.

La función de estas estructuras era almacenar la máxima cantidad de agua posible. El abandono se ha convertido en trampas mortales para la fauna del Parque Natura. “Sus paredes son de varios metros verticales y prácticamente no tienen ningún tipo de saliente por donde poder trepar, por lo que no dejan opción alguna al animal”, según expertos de Serbal.

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