El incendio registrado anteayer en el asentamiento chabolista conocida como ‘La Paula’, entre los términos municipales de Níjar y Almería, ha arrasado medio centenar de infraviviendas y ha dejado dos centenares de damnificados, trabajadores migrantes que residen en esta zona en unas condiciones muy precarias.

Los afectados han sido atendidos por equipos de Médicos del Mundo, Cruz Roja y la Fundación Cepaim para la convivencia y cohesión social quienes les han facilitado “lo más indispensable” como alimentos y ropa, si bien durante la mañana de ayer se evaluó la situación, según han indicado estas ONGs.

Desde Almería Acoge ha llamad la atención sobre el hecho de que, gracias al “trabajo previo” que ya se venía haciendo en este asentamiento, ubicado en la pedanía nijareña de El Viso, ha sido “posible reubicar con otras personas conocidas” a “bastantes” afectados por el incendio, que pudo ser sofocado sin que se produjesen desgracias personales en el mismo.

Desde esta organización no gubernamental, la situación que se vive en estos poblados chabolistas y la “falta no tanto quizás de voluntad, como de determinación, para resolver este problema desde las administraciones públicas”. “Cierto que es difícil, pero no se puede mirar hacía otro lado y no hacer visible esta realidad”, han apuntillado fuentes de Almería Acoge. Los bomberos extinguieron el incendio que afectó a unas 50 infraviviendas, según el 112. Avisos de particulares alertaron del fuego, con una columna de humo negro visible a varios kilómetros a la redonda, pasadas las 13:10 horas de anteayer martes.

De inmediato se activó a los Bomberos de Almería, a la Guardia Civil, a la Policía Local, a Protección Civil y a los servicios sanitarios de EPES (Empresa Pública de Emergencias Sanitarias). El centro coordinador informó del incendio a la compañía suministradora de electricidad en la población, debido a la proximidad de las llamas a algunos postes de luz.

Médicos del Mundo denunció desde redes sociales este nuevo incendio e informa que ha calcinado por completo todo el lugar: las infraviviendas y la ropa, comida y cualquier pertenencia que tuvieran guardadas. Muchos de los afectados todavía no habían vuelto de trabajar en los invernaderos y todavía no sabían que se habían quedado sin nada” valora esta ONG.