Una gran traca dio por concluidas en la noche de ayer las fiestas/feria de la Villa de Níjar, después de cinco días de festejos entre el final del verano y el inicio del otoño, pero con la sensación colectiva del deber y derecho cumplidos de haberse divertido y disfrutado con la música, los juegos y la compañía de amigos y conocidos, y de otros que ya lo son.

La climatología, más benigna, ha ayudado y aún más las ganas de interrumpir la rutina y pasarlo bien, tras dos años de suspensión festiva por la crisis sanitaria, y la Plaza de La Glorieta, epicentro de todo, ha firmado lleno tras lleno en cada una de la cinco verbenas del programa desde que arrancó el pasado jueves con la salutación de la alcaldesa, Esperanza Pérez Felices; la lectura del pregón por parte de Olga García Nieto y la coronación de las Reinas y Mister de la Feria, así como a su séquito de damas de honor.

La feria, tradición y fiesta, acabado por todo lo alto, con una traca atronadora que compitió en decibelios con el ruido de los cohetes que han despertado a los nijareños menos madrugadores cada mañana, al compás de la Banda de la Asociación Cultural y con la presencia de los gigantes y cabezudos, grandes protagonistas del ambiente callejero, quienes han hecho llorar a los más pequeños y han despertado una sonrisa cómplice de otros más mayores y de ancianos/as. Lugareños y visitantes, muchos, apuraron en la Feria del mediodía y los más pequeños pero no sin antes acudir a la Romería de Huebro del viernes 7 al lunes 10 de octubr que siguió al concierto vespertino de “Los Primos”, en La Glorieta, entre saltos y algún bostezo.