El viaje vital de 22 alumnos de Níjar: "Han visto cosas que probablemente no vayan a ver en años"
Levante
Estudiantes del IES San Isidro se adentran, gracias a una beca, en el norte del país y se empapan de una cultura distinta a la propia en lo que fue la primera salida de sus hogares para muchos de ellos
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La responsabilidad de los centros educativos con sus alumnos ha de ir más allá de la mera formación académica. Instruir a jóvenes en materias que a la postre les serán válidas para su desarrollo profesional es tan importante como contribuir a su crecimiento personal fuera de las aulas. Máxime si el colegio en cuestión se encuadra en una de las llamadas zonas desfavorecidas. Es el caso del IES San Isidro de Níjar, en el que el 85% de sus estudiantes son de ascendencia musulmana, aunque la mayoría son nacidos en España.
El reto de formarlos y moldear su aprendizaje es mayor dado el contexto socioeconómico y cultural en el que se encuentran y es en este desafío en el que surgen oportunidades como la experiencia que han protagonizado recientemente. Y es que el Ministerio de Educación y Formación Profesional ha concedido una beca al centro educativo, en el marco del Programa de Rutas Científicas, Artísticas y Literarias, gracias a la cual una veintena de alumnos acompañados de dos profesores han emprendido un viaje al norte del país.
Galicia y Castilla y León han sido los enclaves a visitar. Allí la expedición se empapó de la cultura local durante diez días, en los que protagonizó actividades tan variopintas como participar en juegos tradicionales, asistir a una conferencia sobre la evolución del ser humano a través de los instrumentos musicales, presenciar in situ cómo se crían los mejillones en las rías de Arosa o ser testigos directos de cómo se produce el vino en una bodega.
Y todo, con la compañía del docente José Francisco Rodríguez, del departamento de Lengua española, que ha atendido a Diario de Almería para desgranar lo que ha supuesto esta experiencia tanto para los propios estudiantes como para los profesores. No ha sido ni mucho menos sencillo el camino que ha culminado en la concesión de esta beca, reconoce Rodríguez, que ha sido responsable de elaborar un proyecto basado en los principios democráticos y que dio comienzo hace dos años con una primera solicitud de beca rechazada. "Somos un centro de zona de transformación social, con un altísimo nivel de inmigración y con un índice económico medio-bajo, entonces el hecho de que podamos postularnos a este tipo de becas y presentemos un proyecto sólido ha sido un acicate para que el tribunal del Ministerio nos la haya concedido", argumenta.
"Los alumnos se volvieron llorando", expresa el profesor, al tiempo que pone en valor lo que supone este tipo de experiencias para ellos, habida cuenta de que son vivencias que si no es de esta manera se antoja complicado que vuelvan a protagonizar. "A través de este viaje han visto cosas que probablemente no vayan a ver en años, y han tenido contacto con el exterior, pues muchos de ellos no han viajado nunca", abunda.
Un golpe de realidad
Ha sido pues un viaje, a un tiempo, académico y personal, tal y como cuenta el propio Rodríguez. "Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los alumnos que hemos llevado son musulmanes, entonces que hayan visto otras partes de España, con una cultura diferente a la que tenemos en Andalucía, un clima diferente y hasta una forma de comer distinta, supone un golpe de realidad para que ellos vean en qué país viven y a qué lugar pertenecen", esgrime el docente.
La experiencia ha requerido del empeño del conjunto de la comunidad educativa. No en vano, el propio instituto hubo de sufragar el transporte en autobús dada la situación económica del alumnado. "La gasolina está muy cara y aquí tenemos un nivel socioeconómico muy concreto, por lo que asumimos ese gasto para no perder la beca; ha sido un esfuerzo de todos", explica Rodríguez. También del otro profesor que ha acompañado a la expedición, que en un principio se mostraba reticente a hacer un viaje tan largo con 22 alumnos. "Mi compañero ha quedado tan encantado que me ha dicho que el año que viene volvamos a pedir la beca", cuenta de forma anecdótica.
Es este proyecto una piedra más en el andamiaje que día a día trata de alzar el IES San Isidro de Níjar para pulir y educar a las personas que tiene entre sus manos. Al respecto destacan otras iniciativas de inmersión lingüística o la denominada Semana del Libro, a través de la que el centro educativo publica un libro de poemas elaborado por los propios alumnos y trae a autores de ámbito nacional para que trasladen sus inquietudes a los estudiantes. Son solo dos ejemplos de la amplia tarea docente de este instituto, que se afana en cambiar una realidad social compleja, luchando por la inclusión y contra los prejuicios, y en ejercer como el agente de cambio que se le presupone. En el horizonte está la posibilidad de reeditar experiencias como este viaje. "Queremos aprobar en consejo escolar que todos los años podamos solicitar esta beca y si tenemos la suerte de que cada dos o tres nos la concedan, genial", apostilla José Rodríguez.
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