De Aguadulce a Canadá: el viaje académico (y personal) de Cristina con una beca Amancio Ortega

Poniente

La alumna del colegio Portocarrero está a las puertas de vivir una experiencia que a buen seguro cambiará su vida. "Tengo claro que quiero recorrer el mundo y formarme", afirma

Una estudiante de Roquetas de Mar completará sus estudios de Bachillerato en Tailandia

Cristina Domínguez Gómez, alumna del colegio Portocarrero de Aguadulce.
Cristina Domínguez Gómez, alumna del colegio Portocarrero de Aguadulce. / JAVIER ALONSO

Aguadulce/Contar con apenas 15 primaveras y tener las cosas tan claras no suele estar al alcance de todo el mundo. Actuar a tenor de esa clarividencia, menos todavía. Es lo que le ocurre a Cristina de la Caridad Domínguez Gómez, alumna del colegio Portocarrero de Aguadulce que está a las puertas de embarcarse en un viaje que es, a un tiempo, académico y personal. La joven, que actualmente se encuentra cursando 4º de ESO, se marchará el próximo mes de agosto a Canadá para completar su primer año de Bachillerato gracias a una beca de la Fundación Amancio Ortega. La empresa no ha sido ni mucho menos sencilla y el recorrido, al que aún le restan etapas por cubrir, ha estado plagado de pruebas y trámites que la estudiante ha solventado con suficiencia de la mano de su propio colegio y de la agencia encargada de acompañar a los alumnos en este tipo de procesos.

Cristina, que siempre ha tenido el sueño de estudiar fuera, cuenta ya las horas para poner rumbo a tierras canadienses. Acompañada por su tutor escolar Miguel Ángel Montesinos, atiende a Diario de Almería en un vacío salón de actos del centro educativo, tan grande como el futuro que le espera a la joven. Todo empezó con una sugerencia de su madre, que le planteó la existencia de estas becas. Y fue suficiente. Cristina comenzó a indagar y a profundizar en ellas, tanto que pronto formalizó su solicitud y entregó la documentación requerida, en un procedimiento cuanto menos arduo. Quizá sin saberlo, Cristina ya había comenzado un viaje cuya primera escala fue en la vecina ciudad de Murcia. Allí la joven completó una primera prueba de idiomas, en este caso de inglés, lengua en la que ostenta un nivel C1. "Iba sin ningún tipo de confianza, pensaba que me iban a echar para atrás", argumenta Domínguez. Pero nada más lejos de la realidad, Cristina superó este examen inicial y todos los que estaban por venir (entrevistas, pruebas online y presenciales, vídeos de presentación...). Hasta que le dieron la noticia: te vas a Canadá. La joven era ya una más de los 450 alumnos del país a los que se les ha concedido esta beca.

Cristina, en el recibidor de su colegio.
Cristina, en el recibidor de su colegio. / JAVIER ALONSO

Interés por la cultura anglosajona

"Tengo claro que quiero recorrer el mundo y seguir aprendiendo y formarme todo lo posible en los campos que pueda", afirma Domínguez con rotundidad. Añade que desde bien pequeña ha tenido mucho interés por la cultura anglosajona y se reconoce fan de Taylor Swift y One Direction. "Leyendo muchos libros al respecto siempre me ha picado la curiosidad de cómo sería vivir esta experiencia en primera persona, pero no pensé que lo iba a hacer tan joven", abunda.

Aún es pronto para dilucidar qué le espera desde el momento en el que ponga un pie en Canadá, pero Cristina ya visualiza cómo será su estancia allí. Se sabe enamorada de la naturaleza y el país canadiense es el ideal para dar rienda suelta a estas inquietudes. "Voy con la predisposición de hacer todos los amigos que pueda, participar en actividades extraescolares, practicar deportes acuáticos y de nieve o montar a caballo. Voy abierta a todo", explica. La estancia lejos de su hogar la pasará junto a una familia de acogida, que le será adjudicada, al igual que el centro educativo en el que cursará sus estudios, en las próximas semanas.

"Voy a Canadá con la predisposición de aprender y participar en todo lo que pueda; voy abierta a todo"

La familia de Cristina, como no podía ser de otra forma, no ha sido ajena a esta experiencia que está a punto de vivir. Su madre, a la que le une un vínculo muy fuerte, tiene "sentimientos encontrados", tal y como asegura la propia joven. Y es que, Cristina no podrá visitar a los suyos por Navidad. Tampoco ellos podrán hacer el viaje inverso. Así queda reflejado en las condiciones de estas becas, que apuestan por que el alumno viva la experiencia de pleno y sin interferencias. "Mi madre y yo nunca hemos estado separadas más de un día. Ella siempre tuvo el presentimiento de que me iban a seleccionar y cuando lo hicieron nos fundimos en un llanto entre el orgullo y la incertidumbre", cuenta, al tiempo que vaticina que "lo va a llevar bien porque sabe que es una oportunidad para mí". "Este es mi sueño y mi madre siempre me apoya en todo", apostilla.

Sin haber puesto siquiera un pie en su próximo destino, Cristina ya sabe cuáles van a ser los pasos a seguir una vez retorne. Y lo verbaliza con una seguridad en sí misma que abruma: quiere estudiar Derecho. Y va más allá, anhela ser jueza del Tribunal Supremo o comisaria en la Unión Europea, siendo consciente además de lo que implica cada uno de estos supuestos a nivel de estudios y preparación.

Cristina, junto a su tutor Miguel Ángel Montesinos y Matilde García, directora del centro educativo.
Cristina, junto a su tutor Miguel Ángel Montesinos y Matilde García, directora del centro educativo. / JAVIER ALONSO

Su tutor Miguel Ángel Montesinos no cabe en sí del orgullo que siente por su alumna. Lo demuestran sus palabras y también su mirada. "Cristina es un encanto, tiene unas metas muy altas, sabe lo que quiere y es muy madura", apunta Montesinos, que reconoce que el hecho de acabar siendo beneficiario de esta beca demuestra que el estudiante "ya lleva un trabajo realizado porque las pruebas no son fáciles". "Nosotros la apoyamos, nos dio una alegría inmensa, yo fui de hecho el primero en enterarme", subraya el docente recordando como anécdota que permitió a la alumna comprobar en el teléfono móvil la resolución de las becas pese a que no está permitido el uso de estos dispositivos en el centro educativo. "Nos dimos un gran abrazo de alegría y emoción", constata.

Inspiración para otros alumnos

Montesinos quiere que esta experiencia a la que se enfrenta Cristina sirva de inspiración para otros alumnos. Es por ello que propone que, una vez aterrice en Canadá, pueda relatar sus vivencias a sus compañeros a través de una videollamada. Esgrime el profesor que el Portocarrero siempre está presente en el corazón de su alumnado. "Uno es de donde recibe sus estudios primigenios", asevera.

"Con Cristina hubo una empatía recíproca desde el primer momento" — Carmina Marín - Profesora de Lengua del colegio Portocarrero

A Carmina Marín, la 'seño' de Lengua, le une un lazo especial con la joven desde el primer día en el que coincidieron en un aula. Así lo cuenta la propia Marín. "Hubo una conexión inmediata desde el momento en el que nos conocimos, quizá por la pasión por la lectura. Es una niña muy despierta que siempre tiene ansias de aprender más. Hay cosas que son inefables, que no se pueden explicar con palabras, pero sí que hubo una empatía recíproca desde el primer momento", subraya la docente. Aunque suene diplomático, Marín afirma que "es un orgullo y una satisfacción" contar con alumnas que se adentren en viajes como el que está a punto de afrontar Cristina. "No lo ha tenido sencillo y es una luchadora nata", concreta.

Carmina Marín, profesora de Lengua de Cristina.
Carmina Marín, profesora de Lengua de Cristina. / JAVIER ALONSO

Toda la comunidad educativa del centro se rinde ante Cristina. Lo hace también su directora, Matilde García, mostrándose consciente de que este tipo de becas "permiten a los jóvenes acceder a oportunidades de educación y capacitación que de otro modo estarían fuera de su alcance". Incide García en el "impacto significativo" que tienen este tipo de experiencias en los estudiantes, "no solo en términos académicos, sino en su crecimiento y desarrollo personal". De hecho, hay alumnos del colegio Portocarrero que ya han vivido la realidad que ofrecen las becas de la Fundación Amancio Ortega. El propio centro educativo vive de cerca junto al alumno todo el proceso, lo que proporciona "una sensación de esperanza y motivación". Y con Cristina no va a ser menos. "Estamos convencidos de que va a llegar muy lejos y de que esto le va a ayudar a conseguir sus sueños y aspiraciones", asegura la responsable escolar.

A las puertas de un viaje que a buen seguro se quedará marcado en ella, Cristina de la Caridad Domínguez Gómez camina con paso firme teniendo tan claras sus metas como sus orígenes. Recuerden su nombre, quizá la vean en un futuro no muy lejano como jueza del Tribunal Supremo o comisaria de la Unión Europea. De cualquier manera, será lo que ella quiera ser.

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