Control del confinamiento en los barrios marginales

Los barrios más desfavorecidos de la provincia, allí donde la marginalidad hasta este momento pasaba los días al sol, se han convertido desde ayer en puntos de inflexión para los agentes encargados del orden y la seguridad. Agentes de la Policía Local, de la Guardia Civil y de la Policía Nacional han establecido controles presenciales para garantizar a la ciudadanía que incluso en estas zonas conocidas como “los barrios sin ley” se cumplen las ordenes establecidas por el Gobierno de España al decretar el Estado de Alarma y que conllevan, entre otras medidas, el confinamiento de la población.

A muchos parece que les cuesta entender las normas, y mucho más cumplirlas. Sin ir más lejos, en el barrio de Los Almendros con Piedras Redondas, la Policía Local tuvo ayer que intervenir para frenar una mudanza de tres jóvenes que pese a ir bien provistos de guantes y mascarillas, desobedecieron la obligatoriedad de no salir.

La Guardia Civil se está esmerando en controlar el confinamiento obligatorio de todas las personas por la crisis sanitaria y el estado de alarma decretado en nuestro país a causa del coronavirus. Esta tarea es especialmente intensa en un populoso barrio de Roquetas de Mar, desde el que han llegado numerosas quejas de vecinos en los últimos días por no estar respetándose la obligatoriedad de permanecer en las viviendas. Se trata del barrio de Las 200 Viviendas.

Agentes de la Benemérita y también de la Policía Local de Roquetas han intensificado su presencia en esta zona del municipio en las últimas horas con el objetivo de que se cumpla a rajatabla la orden de permanecer en el interior de las viviendas, algo que no ha quedado claro para todos, según han denunciado reiteradamente los propios vecinos, tanto a través de redes sociales como con llamadas a los servicios policiales.

Y en El Ejido, en la zona cero del comercio regentado por inmigrantes como es la calle Manolo Escobar, no hay horarios y el día transcurre en la calle para este colectivo, principalmente de ciudadanos marroquíes. Insisten en hacer colas en los establecimientos y pasar el día con los menores cambios posibles respecto a lo que estaban acostumbrados cuando aún reinaba la normalidad en España. Aquí, la Policía Nacional se afana en identificarlos y explicarles, a duras penas porque la mayoría no habla español, que deben cerrar pronto e irse a sus casas.

Son barrios en los que se hace mucha vida en las calles, y está siendo difícil que se reviertan estas costumbres pese al miedo que la gran mayoría indica tener a este “bicho” que nos ha entrado. Las autoridades, al hilo, han levantado ya varias actas de infracción en cada una de estas zonas.