El lado oscuro de Almería

La tercera edad también mata

  • Móvil. Un significativo número de crímenes en las últimas décadas tienen como protagonistas a ancianos. La soledad, enfermedades degenerativas o las penurias económicas, entre las causas

La tercera edad también mata

La tercera edad también mata / D.A.

Un importante número de crímenes cometidos en las últimas décadas en la provincia de Almería han tenido como protagonistas, victimas o verdugos, a personas jubiladas o próximas a la jubilación. En los últimos años, dentro del terrible capitulo de violencia de género, han disminuido bastante el número de homicidios o asesinatos con los abuelos en el epicentro del caso. Las mismas circunstancias no se producen siempre en todos estos crímenes, aunque en muchos de ellos existen situaciones similares, donde la soledad, las enfermedades degenerativas o las penurias económicas juegan un papel fundamental. También suele ser común en la mayoría de estos casos, que apenas se hayan conocido fricciones anteriores en las parejas implicadas o al menos la existencia de algún tipo de denuncia por malos tratos.

Desde el año 2000 más de cincuenta ancianos han sido asesinados por sus respectivos cónyuges en España. En algunos casos, el crimen ha estado seguido por el suicidio de los homicidas y muchas veces ha quedado la duda a los investigadores sobre una posible muerte de mutuo acuerdo. En este mundo cada vez mas desquiciado hay ancianos que pasan cocaína aprovechando un viaje de la tercera edad, otros que trafican con heroína en vuelos internacionales, algunos que atracan bancos y se fugan con el dinero y otros que matan en el transcurso de una reyerta o con premeditación y alevosía. La edad para el crimen se amplía por encima de los 80 porque cada vez se vive más y para muchos con más motivos para matar.

Ocurrió el 20 de enero de 1993 en la capital. Adela Pérez de 67 años de edad murió cosida a puñaladas en el interior de su propia vivienda durante una violenta discusión con su esposo, Antonio L. de 80 años que desembocó en el brutal ataque a la mujer tras asestarle varias cuchilladas que le afectaron a órganos vitales. El matrimonio desde hacia algunos años mantenían continuas desavenencias y no se llevaba bien.El suceso de produjo alrededor de las seis menos cuarto de la tarde en el interior de una vivienda de dos plantas situada en el numero 18 de la calle Silencio. A esa hora una vecina pudo ver al agresor en la puerta de la casa, visiblemente turbado con las ropas y manos manchadas de sangre, muy nervioso, gesticulando y sin hablar.

Desde el año 2000 más de 50 ancianos han sido asesinados por sus cónyuges

La mujer sospechando que hubiese ocurrido algo grave, como desgraciadamente así fue, llamó a la sala del 091 informando a los agentes de la centralita telefónica de sus temores.

Una dotación policial hizo acto de presencia unos minutos más tarde comprobando como la mujer yacía en el suelo de la pequeña entrada a la casa rodeada de un gran charco de sangre. En el piso superior se encontraba un hijo del matrimonio parapléjico e inmovilizado en una silla de ruedas que no pudo advertir nada de lo ocurrido ya que el hombre de unos 40 años permanecía en este estado después de haber sufrido un grave accidente de tráfico.

Silueta de un anciano Silueta de un anciano

Silueta de un anciano / D.A.

Adela Pérez según la Policía, presentaba a lo largo del cuerpo hasta un total de trece puñaladas y un fuerte hematoma en la zona occipital como consecuencia de de haber recibido un contundente impacto, un fuerte golpe que le asestó su marido en la cabeza con un martillo.

Este objeto y el cuchillo de cocina utilizados en el crimen fueron localizados por la Policía en un cuarto colindante donde ocurrió el homicidio al tiempo que el anciano agresor, afectado de un grave problema laringe que le impedía hablar normalmente y atacado de una grave crisis nerviosa tuvo que ser asistido por el 061 y posteriormente trasladado a centro médico de Torrecárdenas. Funcionarios de la Brigada de Policía Judicial y Científica de la Comisaría de Almería, a las ordenes del juez instructor Andrés Vélez Ramal durante las respectivas inspecciones oculares recogieron pruebas y restos de valor incriminatorio para el autor. El anciano tras recibir asistencia sanitaria en el departamento de Urgencias del centro médico de Torrecárdenas, una vez dado de alta clínica fue conducido a presencia del juez quien decretó su inmediato ingreso en prisión quedando alojado en el departamento de Ingresos del centro penitenciario de Acebuche.

Ese mismo año, de nuevo la tercera edad fue tristemente protagonista. En esta ocasión fue una anciana la victima de un brutal asesinato en su propia casa. María de las Mercedes Martínez Cuadrado, tenía 84 años de edad, cuando fue asesinada mientras dormitaba en su cama, en el interior de su vivienda de la calle Ruano número 25 en la barriada almeriense de Pescadería.

Un familiar que solía visitarla varias veces a la semana, halló su cuerpo sin vida sobre la cama, la cabeza ladeada y con el rostro tumefacto rodeada de un gran charco de sangre. Su cadáver se descubrió a las seis y cuarto de la tarde del 18 de diciembre de 1993. La mujer que descubrió el cuerpo sin vida de María de las Mercedes Cuadrado salió despavorida a la calle pidiendo auxilio.

Una de las vecinas, con voz temblorosa y agitada informaba del hecho al operador de la sala del 091 del Cuerpo Nacional de Policía. Dos vehículos zeta de patrulla por la zona del parque Nicolás Salmerón acudieron de inmediato a la comunicación de la sala operativa. A la llegada de las dotaciones policiales, en un pequeño dormitorio de una vivienda de unos sesenta metros cuadrados, yacía el cuerpo de la infortunada anciana con varias heridas punzantes en el cuello, una de ellas a la altura de la yugular.

Los funcionarios de la Brigada de Policía Judicial, reconstruyeron rápidamente lo ocurrido. La mujer, llegó a recibir hasta cinco pinchazos profundos- hechos posiblemente con un destornillador- cuyo ensañamiento evidenciaba que el autor quería rematar a su indefensa víctima para que no fuese reconocido. La puerta de la vivienda cuando se descubrió el cadáver, no estaba cerrada, solo ligeramente entornada.

En el barrio, nadie había visto nada extraño. No había pues, testigos presenciales. El móvil del crimen estaba claro, la anciana fue asesinada para robarle una pequeña cadena y medalla de oro que llevaba colgada a su cuello.

Quizás el autor fuese alguien del propio barrio posiblemente algún sujeto enganchado a la droga, quien después de matar a la mujer y llevarse los pequeños efectos de oro, los intercambió en alguno de los puntos de venta de droga existentes en la zona por cuatro o cinco papelinas.

Cuatro días mas tarde, el 22 de diciembre, la Policía detuvo a un joven José M. P., vecino del barrio, con un abundante historial delictivo por robos, quien la tarde en que se conoció el crimen había sido visto merodear por las calles adyacentes e incluso unas horas antes por la misma calle Ruano.

Las pruebas que pudo obtener la Policía para implicar al muchacho en el alevoso crimen, fueron débiles y de escasa consistencia, ya que tras permanecer cuarenta y ocho horas en los calabozos de la comisaría de Policía, una vez puesto a disposición judicial, el juez instructor del caso a la vista del atestado decretó su inmediata libertad.

Otro crimen impune que se suma a la larga cadena de asesinatos sin esclarecer que en los últimos quince años se han producido en la provincia almeriense.

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