Sucesos paranormales

"Soy de Dios", la psicofonía grabada en una casa de Vera en 1997

  • El parapsicólogo Pedro Amorós investigó la misteriosa aparición de unas caras en un cristal

  • “Antonia, la dueña de la casa, tenía acrecentadas sus facultades psíquicas”

Pedro Amorós, en 1997, analizando la imagen aparecida en el cristal.

Pedro Amorós, en 1997, analizando la imagen aparecida en el cristal. / Pedro Amorós

El Día de los Difuntos de 1997 apareció en Vera un rostro en el cristal de una puerta, en una humilde vivienda de la calle Almería. Días más tarde, una segunda cara surgió en la puerta de al lado. El suceso impactó a todo el municipio y provocó que cientos de personas pasaran por aquella casa para poner velas y rezar a lo que creían que era la cara de Dios.

Hasta Vera se desplazó el 15 de noviembre de 1997 un equipo de expertos en fenómenos paranormales encabezados por Pedro Amorós, director de la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas (SEIP). Un vecino, Ambrosio, los había avisado para que estudiasen aquella extraña cara que había aparecido en un cristal.

Cuando Amorós llegó desde Alicante ya solo quedaba uno de los rostros. Se habían deshecho del otro, el que les daba miedo. “Me contaron que creían que era un guardia civil del pueblo que era muy cruel y tenía fama de atormentar a la gente”, recuerda el parapsicólogo a Diario de Almería.

Pedro Amorós con los propietarios de la vivienda, en 1997. Pedro Amorós con los propietarios de la vivienda, en 1997.

Pedro Amorós con los propietarios de la vivienda, en 1997. / Pedro Amorós

Cuando entraron a la casa de Vicente y Antonia había decenas de personas. “Esa cara tenía similitud con una imagen religiosa”, asegura. De hecho, tras examinarla concluyó que “efectivamente, esa imagen sí tenía la apariencia de ser una teleplastia”. Este tipo de formaciones, según Amorós, puede llegar a formarla una mente en “estado alterado de consciencia” plasmándose en determinados objetos, como pasó con las Caras de Bélmez.

De hecho, el experto vio muchas similitudes entre Antonia Cortés, la propietaria de esta casa de Vera, y María Gómez Cámara, la dueña de la casa de Bélmez. “Tras una serie de preguntas y análisis de perfil psicológico, detectamos que posiblemente Antonia tuviera acrecentadas temporalmente sus facultades psíquicas”.

Para que se produzcan fenómenos paranormales es necesario un activador, que muchas veces suelen ser las personas, según explica Pedro Amorós. “En este caso pensamos que Antonia era el factor fundamental para que se produjera la teleplastia”, asegura.

Además, la fecha también podría tener una explicación. “Era el día de difuntos. El factor sugestivo es muy importante también. Es una fecha en la que Antonia podría estar más sugestionada”.

La voz de un niño y el ruido de la lavadora

En parapsicología es conocido que muchas veces un fenómeno paranormal viene acompañado de otro. Por ello, Amorós y su equipo decidieron grabar sonido en la casa para hallar psicofonías. “Le pusieron al cristal algo parecido a cuando te hacen un electrocardiograma”, recuerda Antonia aún como si fuera ayer.

Lo que tampoco ha olvidado es lo que quedó recogido en esas grandes cintas magnéticas: se grabó una voz, como de un niño, que decía “soy de Dios”.

Rostro aparecido en un cristal de Vera, en su estado actual. Rostro aparecido en un cristal de Vera, en su estado actual.

Rostro aparecido en un cristal de Vera, en su estado actual. / Javier Alonso

Esto tranquilizó mucho a la familia, pues para ellos significaba la confirmación de que la casa no estaba maldita, sino que aquel rostro era “una bendición”.

Para Pedro Amorós, sin dudas, aquella grabación establece “una relación muy interesante con la teleplastia”. Algo similar ocurrió en Bélmez, donde también hay muchas psicofonías que guardan relación con los rostros, según cuenta el experto.

Pero eso no fue todo. “Antes de empezar a grabar les pedimos que desenchufaran todos los electrodomésticos para que no se colasen ruidos. Cuando escuchamos las cintas, se oía perfectamente la lavadora funcionando. Fuimos hasta donde se encontraba y el cable estaba quitado de la corriente”, recuerda.

Para el equipo del SEIP que se desplazó a Vera, no cabe duda de que “no fue un fraude”. De hecho, la familia nunca intentó sacar un lucro de todo aquello.

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