SEMANA SANTA EN ALMERÍA

Momentos llenos de Oración y Esperanza

  • Muchas personas acompañaron a ambos titulares hasta la llegada a su templo

Cientos de devotos contemplan la salida de la procesión de los Estudiantes Cientos de devotos contemplan la salida de la procesión de los Estudiantes

Cientos de devotos contemplan la salida de la procesión de los Estudiantes / Javier Alonso (Almería)

Mientras todas las personas nos dejábamos llevar por nuestras propias sensaciones, siguiendo la estela que dejaba la cera dibujada en la carretera. Apenas sin darnos cuenta de ello, ya podemos pronunciar desde nuestros labios, Miércoles Santo. Sinónimo de un calvario sufrido por Jesús, al ser prendido y entregado.

Al ser sentenciado de la manera mas mundana. Pero también es equivalente al amor y esperanza que nunca debe de faltar en los corazones. Por eso mismo y como cada año, en la primeras horas de la madrugada del miércoles, la Catedral de la Encarnación abrió sus puertas para que la Virgen de la Hermandad de Estudiantes, se pusiera justo bajo su dintel. No solamente cofrades, también algunas personas ya de vuelta a sus hogares tras ver las procesiones del martes, quisieron parar a rezar una oración. En un momento de la noche muy intimo, pidiendo en esa velá, previa a la salida procesional, que el tiempo acompañe.

Las horas pasaron de manera muy efímera, hasta que en la tarde se pudo ver a los costaleros de ambas cuadrillas como se cubrían con su faja y costal. Las capas de sus penitentes ondeaban en el caminar que les dirigía a la puerta de los perdones. De fondo se escuchaba la llegada de ambas bandas al redoble de sus tambores, llegando a una plaza que se encontraba repleta de un publico expectante.

Con puntualidad las puertas se volvieron a abrir un año más a las ocho en punto de la tarde. Poco a poco el cortejo se dejaba ver en una tarde noche, donde las luces del ocaso llegaban a su final.

El misterio de la Oración en el Huerto salía a los sones de la Asociación Musical Cultural San Sebastián de Padul, Granada. Algo destacable y nuevo en el trono que impresiono bastante a muchos de los allí presentes, eran las nuevas tallas que acompañaban al señor. Los tres apóstoles, obra del imaginero cordobés, Manuel Luque Bonillo. Vestidos con túnicas en sarga, diseñadas por Sofía Qostaly.

Las calles del casco antiguo se preparaban a la llegada de la cruz de guía abriendo el cortejo. El aroma a incienso se notaba cercano en la que fue la principal calle de nuestra Almería musulmana. La calle Almedina medina, recibía a los titulares con sus aceras llenas de vecinos y personas venidas de todas partes. Pues como es tradición una noche más se volvió a repetir la lluvia de pétalos sobre el palio de la virgen de los estudiantes. Unos metros mas adelante, justo a la mitad de la larga avenida, desde el balcón de una casa, ahí la esperaba la primera saetera. Rocío Zamora, una de las personas que repiten a lo largo de ésta semana tan vivida por todos, sus rezos hechos cante. Pero éste no fue el único punto de cante de la noche, en la calle Real, desde la casa Joaquín. Fueron el Niño de las Cuevas, su hija Ana Mar y Alfonso Salmerón quien quisieron dirigirse a su hijo con mirada al cielo, y a su madre dolorosa que repartía amor allá por donde la pasearon sus costaleros.

Pero si hay que destacar uno de los puntos de los organiza la peña del Morato, es en la calle Gerona, donde se encuentra la asociación española contra el cáncer. Lugar de nuestra ciudad, donde se necesita depositar siempre mayor esperanza, por la batalla tan difícil y constante de quien sufre tan dichosa enfermedad. Rocío Segura y Antonia López le cantaron tanto al misterio como al palio, con un sentimiento especial rodeadas por un publico del que brotaban lagrimas espontáneas.

La hermandad prosiguió su caminar hasta la llegada a las puertas de la Virgen del Mar. Lugar donde la tuna de la universidad de Almería la esperaba. Con composiciones totalmente nuevas, realizadas en conmemoración del setenta y cinco aniversario fundacional de la propia hermandad.

Ya de recogida, a los pies de la torre de la Iglesia parroquial de Santiago Apóstol. La comitiva de la hermandad de la Soledad, que realizará su estación de penitencia el próximo Viernes Santo, recibía a la hermandad del miércoles. Seguidamente desde la calle de las Tiendas, hasta la llegada a la puerta de la Catedral donde se acentuó aún más el recibir a los titulares en una madrugada ya empezada. Donde la temperatura había caído considerablemente y el viento apagaba todas las velas. Pero ello no hizo apagar nuevamente las voces de la tuna ubicada nuevamente en éste punto. entonando unos preciosos acordes a su madre de palio y manto verde.

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