Bajo Palio

Exaltación de la saeta y El Morato

  • La primera, netamente almeriense, tuvo lugar el 21 de marzo de 1998

VIENDO Jesús que su muerte, la tenía tan cercana llamó a su Madre, prudente, y con discretas palabras se despidió de ésta suerte:

Quedad con Dios, Madre mía,

vuestra bendición espero,

que ya se ha acercado el día

que enclavado en el madero

se cumpla la profecía

Mediado los pasados años Noventa fui invitado a Sevilla por José Menese (Saeta de Oro de RNE) para asistir en su iglesia metropolitana a la Exaltación que anualmente viene celebrándose gracias a la iniciativa del arzobispo Amigo Vallejo. Me fascinó la abrumadora arquitectura catedralicia, la voz poderosa del cantaor morisco, los sones musicales de Amargura a cargo de la Sinfónica hispalense, la emoción contenida de los presentes ante la fiesta barroca andaluza…

Por qué no en Almería, pensé, aunque fuese más modestamente, en el año en que la Agrupación de Hermandades y Cofradías conmemoraba su 50º aniversario. La idea era acariciada igualmente por el amigo Manuel Martínez, a la sazón su presidente. Nos pusimos en marcha sin apenas experiencia, pero la generosidad de los artistas a quienes planteamos la iniciativa hizo el resto. No fue un templo -eso vendría después: Los Franciscanos, Las Claras- y sí un histórico recinto civil: el teatro Apolo, diseñado a finales del siglo XIX por el arquitecto Enrique López Rull. La noche del 21 de marzo de 1998, con el aforo al completo y los nervios atenazándonos, los almerienses pudieron deleitarse por primera vez con una Exaltación de la Saeta netamente local en las voces de Anabel Navarro, José Sorroche, Cristóbal Muñoz Joselito y Antonio García Niño de las Cuevas; magníficamente arropados por las marchas procesionales interpretadas por la Agrupación Musical San Indalecio de La Cañada de San Urbano, dirigida por Juan Montserrat.

Posteriormente, el estamento cofradiero hizo dejación de su compromiso y el Ayuntamiento, manteniendo el formato que diseñamos, tomó el relevo. Pese a seguir colaborando al principio, este era ya un proyecto ajeno. Por ello desconozco (al igual que el resto de ciudadanos) las razones que llevaron al concejal de Cultura a suspenderla hace un par de años. Aunque, a la fuerza ahorcan, se vieron obligados a volver sobre sus pasos. Paralelamente, en aquel año 1998 la peña flamenca El Morato, con su Muestra saeteril consolidada, celebraba su XVI edición en las calles de Almería con cuatro nombres propios: Contastino Díaz, Cristóbal Muñoz, Pepe el Calero y Niño de las Cuevas. Hoy, alcanzado su número XXXII, el elenco artístico ha aumentado considerablemente, así como el de puntos de cante; no quedando hermandad sin que los hombres y mujeres del Morato le recen por martinetes y seguiriyas a sus imágenes titulares.

También en 1998 Roquetas de Mar celebró su primer concurso, con la destacada presencia del añorado Luis el de la Venta. Y la primera ocasión en que la Saeta andaluza y jonda fue motivo de divulgación en un colegio público, a 150 niños muy participativos de 9 y 10 años. En el Francisco de Goya volví a darme la mano con Niño de las Cuevas en una experiencia enriquecedora.

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