Recuerdos de don Juan
Reconocimiento. José Luis Cantón, ex presidente de la Agrupación de Cofradías, realizó un sentido homenaje en los 'Viernes de la Soledad' a la figura del sacerdote Juan López Martín
Sacerdote íntegro y cofrade ejemplar que no dejó indiferente a nadie, en permanente misión apostólica y alerta ante las necesidades de los hermanos. Hombre de gran personalidad intelectual y enamorado de la religiosidad popular. José Luis Cantón Pavón, ex presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Almería, glosó la figura del canónigo archivero de la S.A.I. Catedral de la Encarnación, doctor Juan López Martín -don Juan, como fue conocido por todos-, en el ciclo de conferencias 'Viernes de la Soledad' organizado por la cofradía decana de la Semana Santa almeriense.
Cantón expuso en sus recuerdos de don Juan, fallecido el pasado año, algunos aspectos "de su vida no tan publica, que para muchos es desconocida y que guardo celosamente como un precioso tesoro". Así dio a conocer su afición por la música, inculcada desde su niñez por su padre, que tocaba magníficamente el acordeón. "Le subyugaba la música española y le apasionaba el cante flamenco, le entusiasmaba todo lo que olía a andaluz y a su folklore; por ello, sintió en el alma la muerte de Lola Flores, cuyo baile admiró siempre, así como el del bailarín Antonio, o el toque de Lucero Tena".
Otro ejemplo de su sensibilidad era el gusto por los toros, muy especialmente por el toreo clásico. "Durante muchos años asistió a las corridas de feria, sobre todo cuando toreaba Curro Romero. Le encantaban las flores, siempre prefería las blancas, y tenía igualmente una gran sensibilidad y gusto por el arte, plasmado en la dirección de la magistral restauración de la Catedral de Almería, el diseño de la mesa de Altar de la Capilla Mayor". José Luis Cantón destacó como referentes espirituales de don Juan al Andrés Pérez Molina, su consejero y confesor, y a Monseñor José Méndez Asensio, arzobispo de Granada.
Uno de los aspectos más desconocidos es el de su dedicación a la investigación, con muchísimas publicaciones fuera de Almería, tanto de temas históricos como teológicos, sobre todo en Roma, en la Facultad Teológica de Granada, y también en las de Herder, Berlín, y Lovaina. La Comunión Eclesial: Carismas y Jerarquía en la Iglesia, fue uno de sus últimos trabajos publicado en Roma, en el que se dan cita los mejores eclesiólogos del mundo. De sus publicaciones en Almería, Cantón destacó La Iglesia en Almería y sus Obispos, dos volúmenes con más de más de 700 páginas cada uno; Primera historia de la Villa de Roquetas de Mar, o la Biografía del Beato Diego Ventaja Milán.
Más recientemente publicó Supervivencia y actualidad de las Hermandades y Cofradías, y Fundamentación Teológica de la Religiosidad Popular. Por último, Galería de Ilustres Sacerdotes Almerienses es su tesis doctoral, cuya lectura le fue negada por el departamento de Humanidades de la Universidad de Almería.
La relación de don Juan con las hermandades y cofradías, "a las que dedicó gran parte de su vida hasta conseguir una gran renovación dentro de ellas", fue igualmente destacada por José Luis Cantón. "Cuando a finales de la década de los años setenta, el obispo Manuel Casares comprobó que se mantenían las procesiones en Semana Santa contra viento y marea, nombró a don Juan consiliario de la Agrupación, cargo que ya ocupaba en la cofradía de Estudiantes desde 1962, con el cometido de renovar, recuperar y consolidar las hermandades que existían hasta la fecha".
Como consiliario de la Agrupación y posteriormente como director del Secretariado Diocesano de Hermandades y Cofradías, éstas vivieron un resurgimiento espiritual, humano y patrimonial. "Sus hermandades siempre fueron Estudiantes, Cristo de la Escucha y la Virgen del Mar. Influyó decisivamente en el obispo Manuel Casares para crear unas reglas por las que se rigieran las cofradías, publicándose en 1985 una Carta Pastoral de los Obispos del Sur en este sentido, que supuso un cambio radical en el seno de las cofradías.
La tenacidad de don Juan consiguió que se celebrara un Encuentro Mariano de Hermandades y que el obispo Rosendo Álvarez decretara unas Normas Diocesanas para Hermandades y Cofradías y la constitución de un Secretariado que agrupó a los hermanos mayores por zonas geográficas.
Por último, José Luis Cantón habló de la "vieja amistad y el entrañable cariño" que le unieron a él, a su esposa Isabel, y a sus hijas Aída María y María del Mar con don Juan, "porque con él conocí las muchas lecciones de religión impartidas en tantos y tantos retiros; aprendí lo necesario para ser monaguillo y ayudar en la santa Misa; comprendí la importancia y gocé el recogimiento de unos ejercicios espirituales; recibí el sacramento del Matrimonio; y porque él bautizó a mis dos hijas". Inquietudes y devociones compartidas con la Virgen de la Esperanza y el Cristo de la Escucha.
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