Bajo Palio

Sobriedad y devoción en la salida de Pasión

  • Los costaleros sortean la rampa con éxito y emocionan con su marcha al gentío que se acercó hasta la puerta de la iglesia de Santa Teresa El barrio de Oliveros, entregado a la virgen de los Desamparados y al Cristo de la Salud

Almería ayer acompañó con silencio emocionado en una noche mágica de Lunes Santo a la impresionante imagen de Nuestro Padre Jesús de Salud y Pasión en su Tercera Caída, que ofreció a los almerienses una verdadera catequesis en la calle, y una Virgen Santísima de los Desamparados que derrama con dulzura sus lágrimas por todo el barrio de Oliveros Mediterráneo, realizando la cofradía de Pasión su solemne y regia estación de penitencia cruzando el centro de la ciudad camino de la Catedral, carrera oficial y Santuario de la Virgen del Mar. A las seis y media se abrían las puertas del templo, y su barrio rompía en una emocionante ovación.

La meteorología se sumó igualmente a este momento, brindándonos un tiempo envidiable. Desde mucho antes de ese instante, era impresionante ver el aspecto que ofrecía la calle Rafael Alberti. Es tal el gentío que se acerca a la Iglesia de Santa Teresa que se puede definir perfectamente como un mar de cabezas. En esta ocasión la saeta al Cristo a la salida ha sido de el niño de las Cuevas. Tras la cruz guía de la Hermandad de Pasión, comenzaban a salir las hileras de nazarenos de túnica morada de capa con cíngulo dorado, que empezaban a bajar por la impresionante rampa que se instala en la escalinata de la iglesia. A continuación salió el estandarte del Cristo y, poco después, el paso del Nuestro Padre Jesús de Salud y Pasión en su Tercera Caída aparecía entre una nube de incienso.

Juan Sagredo es el capataz de la excelente y consolidada cuadrilla del Cristo desde que la misma comenzó a realizar desfile procesional y, con la veteranía que dan los años, mandó a los costaleros que sortearan la puerta y sacaran a su Cristo a la calle. El público comenzó a aplaudir al ver de nuevo al Señor de Pasión sobre su paso y la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús, de la vecina ciudad de Granada, interpretó la marcha real para recibir a este Cristo nazareno que ha caído al suelo por tercera vez. El capataz indicó a la cuadrilla el inicio de la rampa y los treinta y cinco costaleros que calzan, aguantando el esfuerzo que suponen los desniveles, fue bajando por ella para pisar finalmente el asfalto y revirar en busca de la calle Canónigo Molina Alonso.

Recorriendo los primeros metros de su itinerario, el paso del Cristo de Pasión se alejó de Santa Teresa permitiendo así que el cortejo continuara saliendo del interior de la iglesia. Los penitentes que acompañan a la Virgen de los Desamparados fueron bajando la rampa y, tras ellos, el cuerpo de mantillas, dejando espacio para que saliera la presidencia del cortejo. Casi a las siete y cuarto de la tarde la voz de Manuel Vicente Barranco, capataz del paso de la Virgen de los Desamparados, se escuchó en la calle por primera vez. La cuadrilla comenzó a superar la puerta de la iglesia y apenas arrió el paso tras salir de la rampa, se cantó una sentida saeta a la Señora de los Desamparados.

Los costaleros respondieron al golpe del llamador y Santa Cecilia de Sorbas comenzó a interpretar una nueva marcha para que el paso siguiera avanzando. El Cristo de Pasión, obra del sevillano Luis Álvarez Duarte y que lo talló en el año noventa y dos, cumple este Semana Santa veinte años desde su bendición. Como motivo de la celebración de esta efemérides, el Señor de Pasión iba ataviado con la túnica blanca - en lugar de la habitual morada - que se estrenó con motivo de la Procesión Magna que tuvo lugar en el año 2005. Sin duda, el color de esta túnica crea un contraste que hace aún más especial esta bella imagen. El Cristo iba posado sobre el tradicional monte de iris morados y claveles rojos en las jarras. Por su parte, el paso de palio iba vestido con orquídeas como viene sucediendo desde hace algunos años.

Una Virgen de los Desamparados, que lucía radiante sobre su paso realizado en plata en los talleres de Ramón León Peñuelas, al igual que toda la orfebrería de la Hermandad, que siguen una línea propia. Destacar los preciosos bordados en hilo de oro fino, y la seda de las cartelas de la Virgen y la Gloria del Palio realizadas por María Pérez Romera.

Entre los estrenos, este año la Hermandad mostraba por primera vez el Guión del Grupo Joven, confeccionado también en los talleres de Manuel Solano, con bordado en recorte de oro fino sobre terciopelo morado. En su cartela central y, presidiendo el mismo, se sitúa un óleo de Manuel Jesús Obregón Ortiz, autor de la pintura que fue cartel de la Semana Santa de Almería el año pasado, con la imagen del Señor de Pasión acompañado por unos infantes.

La cofradía recorrió las primeras calles por su barrio y, posteriormente, se dirigió hacia la Plaza Circular para encarar el tramo oficial de la Semana Santa capitalina. Del Paseo, a la Catedral, para después dirigirse hacia el Santuario de la Patrona, la Virgen del Mar en donde, como todos los años, realizaron una ofrenda. Todo su discurrir por el casco histórico de nuestra ciudad se hizo con fina sensibilidad, con oración suplicante y fervorosa del Señor de Pasión.

Luego emprendería el camino de regreso hacia su barrio, con un orden y una seriedad encomiables. En torno a las once y media de la noche, el paso de Cristo entraba en su templo a la espera de su Madre, que lo hacía al filo de la madrugada, para decir adiós a los almerienses hasta el Lunes Santo del próximo año.

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