Bajo Palio

La Soledad pone el broche de oro

  • La cuadrilla del misterio realizó una sacrificada procesión culminada con éxito Las saetas volvieron a sonar a la entrada de la decana almeriense

Tras una cuaresma difícil para la hermandad de la Soledad en cuanto a la cuadrilla de costaleros del paso de misterio, era la oportunidad de ver a la cofradía en su estación de penitencia, pues hasta unas horas antes de la salida, no estaba claro si el duelo tendría los costaleros suficientes para poder realizar la procesión. Era la última cofradía de penitencia de este año, y así se pudo demostrar en la puerta de la iglesia de Santiago, ya que sus calles adyacentes estaban repletas de fieles que esperaban impacientes por ver a la imagen mariana decana de la capital almeriense, donde el silencio era el principal protagonista. Así a las 21:00 se abrieron las puertas del templo y comenzó la cruz guía a abrir el paso para todo el tramo de penitentes del primero de los pasos.

Y allí estaba el, a las órdenes de Francisco Javier Giménez (el latas), la cuadrilla salía a la calle sin haber podido realizar ningún ensayo, dispuestos a hacer el mejor trabajo posible con el paso de Misterio del Regreso del Santo Sepulcro, una obra de Juan Manuel Miñarro, que está integrado por María Santísima, las Santas Mujeres y San Juan Evangelista, junto con José de Arimatea y Nicodemo. Así los valientes portadores comenzaron su recorrido por itinerario de la Hermandad en el casco histórico de Almería.

Poco después, La Soledad, de Gran devoción para los ciudadanos, cruzaba el dintel de la puerta, portada por treinta y cinco costaleros, racheando por las inmediaciones de la sede canónica, guiados por Juan Miguel Viedma. La imagen mariana, muestra a la virgen con hermosura y dulzura, llenando de paz a todos los allí presentes que con un silencio respetuoso siguieron el minuto a minuto de todo el desfile procesional.

Lo más emotivo de la noche de Viernes Santo, fue el tránsito por los monasterios de clausura de las Claras y las Puras, y por supuesto el paso por el templo catedralicio, en busca de la Carrera Oficial, haciendo estación de penitencia antes en la parroquia de la Virgen del Mar. Antes de la media noche, la hermandad hacía su entrada en el paseo para que todos los fieles presentes en las tribunas vieran la belleza de ambos pasos, para después entrar en la calle Ricardos, donde la Soledad era recibida por la Cofradía del Santo Sepulcro en su veneración al Cristo Yacente, momento que arranco lágrimas contenidas.

Toda la procesión estuvo marcada por el racheo de los costaleros y el sonido de las saetas que sonaban por el centro de la ciudad que eran interpretadas una y otra vez hacia la titular mariana, Nuestra Señora de los Dolores, un momento esperado por todos y que además provocó un lleno magistral en los puntos de cante.

Cerca del final, la cuadrilla del misterio ya andaba muy cansada, con los costaleros usando sus últimas fuerzas para poder acabar el desfile manteniendo la buena imagen de la hermandad, así se adentraron en la calle de las tiendas, momento en el que los poco más de treinta portadores, dieron una clase de sufrimiento bajo la trabajadera, aunque superándola con el mayor éxito que era posible debido a las circunstancias.

La soledad y el duelo pusieron la guinda al cortejo de la Semana Santa de Almería, al llenar de silencio la puerta de su iglesia. El primero en hacer la entrada fue el paso de San Juan, que provocó abrazos de unión de todos los costaleros por el trabajo bien hecho a pesar de lo sufrido. Más tarde la Virgen María de La Soledad, se encontraba arriada aún en la calle para el cante de saetas, donde se contabilizaron una decena arrancando para los que las interpretaban los últimos aplausos del Viernes Santo.

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