Causa criminal

Estas son las claves del juicio por el crimen de Lardero

E acusado durante la última sesión del juicio

E acusado durante la última sesión del juicio / Fernando Díaz (EFE)

El juicio por el crimen de Lardero (La Rioja) dio comienzo el día 20 de marzo y ha terminado ocho días después con las palabras del acusado: Francisco Javier Almeida.

En él se acusa a Almeida de haber agredido sexualmente y asesinado a Álex, un niño de 9 años que el día de los hechos, en octubre de 2021, estaba jugando con sus amigos en un parque situados debajo de la casa del encausado.

En la vista han testificado el presunto asesino, que ya tiene antecedentes y ha cumplido condena por violar y matar con anterioridad, el padre de la víctima, otros padres que estaban en el lugar de los hechos, los policías que intervinieron y los forenses y peritos que estudiaron a Almeida e investigaron el caso.

Las claves

El primer día de juicio Almeida contó que no recordaba bien lo que había sucedido aquel 28 de octubre, que tenía una especie de “nebulosa” en la mente y que había bebido mucho esa mañana. Posiblemente y dado que su abogado estaba pidiendo la absolución de su cliente, quería demostrar que había actuado sin ser consciente de lo que hacía.

Sin embargo en la segunda sesión del juicio los policías desmintieron esta versión. Almeida no olía a alcohol cuando apareció con Álex, ya inconsciente, en brazos. Tampoco tenía el comportamiento de una persona ebria ni de estar sufriendo un brote psicótico. Además tampoco podría haber bajado al niño, que pesaba 35 kilos, en caso de haber estado bebido.

Esta versión la corroboró posteriormente la forense, que sostenía al igual que los policías que Almeida no había bebido ese día y que tenía capacidades plenas para distinguir lo que está bien de lo que está mal. También argumentó que era consciente de lo que hacía y que no tenía la memoria alterada, como sostenía el acusado.

Junto a todos ellos declararon otros padres de los amigos de Álex, ya que sus propios hijos les habían comentado que había un señor (Almeida) que rondaba por el parque a veces, y que le tenían miedo. De hecho a una de las niñas la intentó engatusar para que subiera a su casa a ver, supuestamente, unos pájaros.

Frente a todas estas versiones y acusaciones contra Francisco Javier Almeida, tanto la Fiscalía como la acusación particular, formada por la familia de Álex, piden la prisión permanente revisable por un delito de asesinato y 15 años de cárcel por el de agresión sexual. A esta petición se suma la acusación popular representada por la Asociación Clara Campoamor.  

Uso de la palabra

Durante el último día del juicio Francisco Javier Almeida ha querido hacer uso de la palabra y ha declarado que lo sentía y que no tenía intención de acabar con la vida del pequeño. “Pido perdón a todo el que haya hecho daño y a la familia”, ha dicho.

Almeida ha explicado que no había querido decir nada mientras durase la vista porque los medios de comunicación "se inventan cosas" y "tergiversan".

Ha afirmado que bajaba al parque "a fumar" y, porque, "a veces, los niños le hablaban. Ha negado que fuese a la "caza como han dicho los medios de comunicación y se ha dicho en la sala".

Ha afirmado que se está "venga a insistir" en que su ventana "da al parque", pero ha indicado que, "no se ve el parque porque hay un señor túnel" y, además, las ventanas de su casa "dan a una piscina".

"Es verdad que bajé al parque, pero no tenia intención de nada, es verdad, vi a Álex", ha contado añadiendo que le dijo que si quería que le enseñase un Agapornis. "No dije más, no le obligué, ni forcé, entró el portal y el sólo subió por las escaleras", ha afirmado. El padre del pequeño, en su declaración, puso en duda esto porque el pequeño no se fiaba de nadie aunque le gustaran mucho los animales.

"Alex", ha continuado, "vio al pájaro y, en ese momento, yo empecé a tener una cierta fantasía". Almeida ha argumentado cómo procedió para cometer la agresión sexual.

Después, ha proseguido, empezó a oír ruidos y, como Alex quería huir", le agarró de la camiseta y le tapó la boca, pero "sin apretar" porque "no tenía ninguna intención de matarle". Este hecho también fue desmentido por los policías y por los forenses, que observaron cómo la boca del pequeño estaba amoratada.

De pronto se dio cuenta de que había perdido el conocimiento y lo "primero" que hizo, ha dicho, fue "salir a pedir ayuda". Cuando vio que el ascensor estaba ocupado bajó por las escaleras con el niño en brazos, sin "meterlo en una mochila".

Almeida ha defendido que se han montado "conjeturas" y ha creído que la prensa tiene "derecho a informar", pero ha pedido "que se agarren a la verdad".

"Yo me arrepentí de verdad", ha dicho añadiendo: "Lo siento, no era mi intención matarlo", ha concluido.

 

 

 

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