El 50 % de los mayores hospitalizados en España está desnutrido
Una encuesta realizada entre geriatras desvela que más del 76% presenta dependencia para su vida diaria
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El 50 % de las personas mayores ingresadas está desnutrida, así como más del 76 % presenta dependencia funcional para realizar las actividades de la vida diaria, según una encuesta realizada entre geriatras para analizar la situación de estos pacientes en hospitales y residencias.
El resultado de esta encuesta ha sido presentado en el 62 Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), celebrado en Madrid, en el que se ha incidido en que el impacto de la desnutrición en las personas mayores puede ser devastador.
A juicio de Naiara Fernández Gutiérrez, coordinadora del Observatorio Nacional de Valoración Integral en Personas Mayores la desnutrición puede condicionar una pérdida de capacidad funcional, y precipitar otros síndromes geriátricos (caídas, inmovilismo o úlceras por presión) poniendo en claro riesgo a la persona en el caso de un ingreso hospitalario y aumentando la posibilidad de institucionalización.
Según la encuesta, los médicos de residencia ven pacientes con desnutrición mixta moderada -la forma más grave y frecuente en población anciana- en menos del 25 % de las ocasiones, frente a un 50 % en el hospital.
Además, desvelan que en la desnutrición participan otros síndromes geriátricos como la disfagia (dificultad para tragar), cuya prevalencia oscila entre el 26 y el 50 % de los pacientes hospitalizados e institucionalizados.
En un comunicado, los geriatras explican que el Observatorio contempla cuatro pilares fundamentales para abordar la salud de los mayores, entre los que destacan la nutrición, funcionalidad, cognición y delirium.
En este sentido, Fernández resalta la importancia de valorar la esfera cognitiva de las personas mayores para identificar síntomas que generan sufrimiento o malestar a la persona o sobrecargan a su cuidador, así como detectar los apoyos que precisa para satisfacer todas las necesidades a medida que va progresando su enfermedad.
En esta valoración destaca la detección del "delirium", un cambio agudo y fluctuante de la función cerebral que implica desorientación, inatención y otras alteraciones cognitivas, y que, a pesar de su alta prevalencia, pasa desapercibido en muchos de los casos.
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