Estreno en Disney +

Lo que piensa en verdad Jordi Évole del Papa

Jordi Évole en 'Cachitos' esta pasada Nochevieja

Jordi Évole en 'Cachitos' esta pasada Nochevieja

El periodista Jordi Évole asegura sobre el Papa que "a veces le queremos exigir cosas que no se le pueden exigir", en alusión a la postura de  Francisco contra el aborto y el acceso de la mujer a la jerarquía eclesiástica, asuntos de los que hablará en el programa Amén, Francisco responde, que se estrena este Miércoles Santo en la plataforma Disney+.

Aunque a nivel personal "habría agradecido otro mensaje", Évole sostiene que pedirle eso al Papa es muy complicado. "Haría una enmienda a la totalidad a parte de lo que ha dicho su institución durante toda la Historia, es como si el PP dijera que sí al derecho de autodeterminación", compara con las obsesiones habituales del conocido periodista.

Codirigido por él y por Màrius Sánchez, su socio habitual, el programa muestra el encuentro entre el pontífice argentino y un grupo de diez jóvenes de entre 20 y 25 años de distinta procedencia en un espacio de trabajo colaborativo en el deprimido barrio romano de Pigneto.

Entre esos contertulios hay creyentes, ateos y un musulmán. Hay también una víctima de abusos sexuales en un centro del Opus Dei, una chica que se dedica al porno en internet, una activista a favor del aborto y una católica antiabortista.

"No hay líder mundial, ni moral, ni ético, ni político, ni social, ni económico, ni periodístico que se prestase a un experimento como ese, estamos muy satisfechos", subraya Évole, que conoció al Papa a raíz de la entrevista que le concedió y que hizo para su programa de La Sexta  en 2019. Desde entonces  mantiene en contacto con él, como sucedió en otra entrevista durante el confinamiento.

El periodista catalán explica que desde un primer momento hubo sintonía entre ellos. "No caímos en un trato reverencial, en una solemnidad enorme y vimos que él se sentía muy cómodo con ese tipo de lenguaje", explica, lo que dio pie a una relación epistolar, por correo electrónico, que mantienen a día de hoy.

Ha tenido un contacto más reciente tras la grabación de este especial. "Le preguntamos cómo se encontraba (tras su hospitalización la semana pasada a causa de una bronquitis), y nos envió ayer mismo de su puño y letra que se pegó un susto, pero que estaba muy bien", revela Jordi. "En algún momento hicimos una broma con él sobre si sería un programa póstumo, menos mal que no lo ha sido", agrega para mostrar el tono irónico que emplean entre ellos.

Según Évole y Sánchez, el Papa Francisco no puso líneas rojas a la hora de rodar este encuentro, que tuvo lugar en junio del año pasado, aunque sí pidió, medio en broma, que al menos hubiese una católica y tampoco censuró nada cuando le mostraron el montaje final.

Uno de los momentos culminantes se produce cuando uno de los chicos, llamado Juan, expone al pontífice que sufrió abusos por parte de un numerario del Opus Dei, que el Vaticano archivó el caso y que no impidió que esa persona siguiera dando clases.

Según Évole, el caso se ha reabierto ahora. "El Papa dice que es un tipo de delito que no puede prescribir, al menos para la Iglesia, y ha reabierto el caso, esperamos que la sentencia sea otra y no la que tuvo esa persona".

En su opinión, el pontífice ha hecho una gran apuesta a la hora de hacer frente a este problema. "Creo que su determinación es absoluta, cuando le dijimos que íbamos a tratarlo en el programa en ningún momento puso pegas, creo que está cogiendo el toro por los cuernos".

Otro momento delicado llega cuando una joven argentina, católica y feminista, le entrega al Papa un pañuelo verde, símbolo de las movilizaciones a favor de la legalización del aborto en Argentina.

Màrius asegura que Francisco se lo llevó consigo después del encuentro. "Tiene una simbología muy fuerte que una chica argentina le regale ese pañuelo a un papa argentino", destaca.

Tanto Évole como Màrius recalcan la importancia de que el rodaje tuviera lugar fuera del Vaticano, algo que ayudó a los chicos a sentirse más cómodos. El documental arranca en las dependencias del Vaticano y muestra a Francisco tomando café y en su despacho, para luego montarlo en un coche rumbo al barrio de Pigneto.

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