Alfonso García Gabarrón apuesta fuerte por conseguir el que sería tercer ascenso a Primera División bajo su mandato y para demostrar que va en serio no ha dudado en ofrecerle a la plantilla una suculenta prima de 5 millones de euros por lograr el ambicioso objetivo, una vez certificada virtualmente la primera meta, que era mantenerse en la categoría de plata sin pasar apuros.

La información, contrastada por este periódico, la sacaba a la luz el programa Onda Deportiva de Onda Cero en su tertulia del lunes y viene a reflejar que el máximo mandatario indálico está dispuesto a doblar la apuesta. Al principio del curso ya pactó con los capitanes una gratificación especial de 2.000 euros por partido ganado en el Estadio de los Juegos Medierráneos. El movimiento perseguía incentivar a sus futbolistas desde el inicio del campeonato para evitar los apuros vividos en los tres últimos cursos, cuando el equipo tuvo que esperar a la última jornada para salvarse, acuerdo desvelado en exclusiva por Diario de Almería y que no sentó muy bien dentro del vestuario.

En estos casos lo habitual es que la bolsa global se reparta a partes iguales entre los jugadores, independientemente de los minutos disputados, reservando un porcentaje de la misma para el cuerpo técnico, utilleros, galenos y todos los componentes de la caseta. Teniendo en cuenta solo a los 24 miembros del plantel, la gratificación se iría por encima de los 200.000 euros por cabeza, cantidad muy por encima de la que perciben algunos de los efectivos por todo el curso.

En caso de ascenso a Primera, el prespuesto del club se dispararía por encima de los 50 millones de euros debido a los derechos televisivos

Tras el ascenso de 2007 de la mano de Unai Emery, que tuvo su continuación con el de 2013 obtenido por Javi Gracia en el banquillo, el máximo accionista pone toda la carne en el asador para lograr el tercero, que de certificarse sería el único conseguido por un preparador almeriense al frente del equipo, en este caso Fran Fernández.

La elevada cantidad supondría el 12’5% del importe que la entidad percibiría en concepto de derechos televisivos en la hipótesis de regresar a la élite, por lo que los riesgos están bien calculados dentro de un presupuesto que a buen seguro superaría los 50 millones de euros. Como muestra de ello está el ejemplo de la recién ascendida Sociedad Deportiva Huesca, que en el año de su estreno en Primera División aprobaba unas cuentas de 55 millones de euros, teniendo el segundo menor límite salarial de la categoría, con un margen de 29,3 millones de euros en dicho concepto.

El salto económico entre Primera y Segunda es astronómico y el presidente unionista tiene la espina clavada de haber descendido la temporada que tal vez estuvo más barata la permanencia, ya que incluso logró salvarse en los despachos la Sociedad Deportiva Eibar. Los vascos acabaron antepenúltimos (los almerienses fueron penúltimos) y se beneficiaron del descenso administrativo del Elche. En 2015, para colmo de males, entraba en vigor el nuevo reparto de la tarta televisiva, beneficiando a los modestos.