Así se vivió el partido UD Almería - Fuenlabrada desde dentro de la grada
UD Almería
La afición cantó en himno a capela antes y durante el partido; volvió la ola a recorrer la grada y los jugadores celebraron el triunfo con la afición
El de este viernes no era un partido más. En juego estaban tres puntos, pero también el volver a ponerse líderes (aunque fuera de forma provisional), seguir la buena racha de febrero y, por qué no decirlo, ganarle a un rival al que se le tenían muchas ganas.
El todavía llamado Estadio de los Juegos Mediterráneos (ya se verá lo del patrocinador) estrenaba la pantalla gigante exterior, dando si cabe más ambiente al partido. Ni siquiera la criticada hora impuesta por la Liga (un viernes a las 21:00 no facilita las cosas) hizo que menguaran los ánimos.
La UD Almería comenzó anotando un tanto incluso antes de que rodase el balón; el de la afición. El público volvía a cantar el himno a la salida de los jugadores, en algo que tiene pinta de convertirse en tradición. Sin duda, el "karaoke" de los nuevos videomarcadores ayuda a que se vaya asentando.
Las bufandas al viento presagiaban una de esas noches gloriosas. Enfrente, uno de los rivales más odiados por la afición almeriense —las actuaciones de Ibán Salvador han tenido mucho que ver— que no lo iba a poner fácil. Se antojaba un partido duro, con previsión de pérdidas de tiempo continuas. Y en eso, el árbitro parecía colaborar e irritar a la grada local.
Por suerte (y calidad), la UD Almería desatascó pronto el encuentro con el gol de Puigmal a la media hora de juego, destacando la euforia en la grada. Pero el Fuenla empataba a los cinco minutos, convirtiendo a Bouldini en el "enemigo público número 1" tras su celebración junto al córner. Ante la ausencia de Salvador, el delantero marroquí, Pedro León y el portero Morro fueron el blanco de los silbidos.
En la segunda parte la afición vio claro que el partido se remontaba. No se entendió la salida del partido de Ramazani (tampoco es que tuviera su mejor noche) pero sí que se aplaudió con ganas la entrada de Alejandro Pozo. El jugador sevillano se ha ganado a la afición.
Aunque tardó más de lo deseado, en el 65' Umar Sadiq ponía el 2-1 y más tarde, en el 77', Dyego Sousa hacía el 3-1. Los algo más de 15 minutos que se jugaron después fueron de pura fiesta. La ola recorrió las gradas, el público botó (incluso de espaldas, al estilo 'Dale Cavese') y el himno volvió a sonar a capela, saliendo de las gargantas eufóricas de los aficionados rojiblancos.
Cuando acabó el partido pocos se querían ir a casa. Siguieron animando hasta que los jugadores se acercaron a la grada para celebrar el triunfo. Javi Robles incluso tiró su camiseta a la Grada Joven. La noche prometía ser épica y lo fue. Victoria.
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