El curioso caso de Alejandro Pozo

Almería/Alejandro Pozo ha dado un paso al frente durante la actual temporada tras venir de un año para olvidar en el que se replanteó muchas cosas y salió de un agujero complicado a nivel psicológico que le hizo dudar de sus propias cualidades. Rubi, que ya lo había tenido a sus órdenes en la anterior etapa, no dudó en recuperarlo para la causa y el lateral diestro sevillano respondió con esfuerzo y sacrificio sobre el campo, convirtiéndose en el juagador número 12 del plantel. No es una frase vacía, sino que está respaldada por las estadísticas, ya que el de Huévar del Aljarafe es el suplente que acumula más minutos dentro del plantel indálico.

Pozo ha participado en 20 de las 26 jornadas que se llevan disputadas, apariciones repartidas en 13 titularidades y 7 suplencias para un total de 1.227 minutos (en ese dato supera incluso a un titular como Gonzalo Melero, que suma 1.204), habiendo visto dos cartulinas amarillas y contribuyendo en el aspecto ofensivo con dos goles, los materializados ante Burgos y Córdoba, saldados ambos encuentros con victoria. Bruno Langa es el siguiente suplente a nivel de minutos con 1.058 y Arnau Puigmal figura en tercera posición con 993. Como puede observarse, el ex sevillista es un jugador importante en la rotación indálica, por eso llama poderosamente la atención su menor participación en las últimas salidas, coincidiendo con el bache que atraviesa el equipo.

Es cierto que formó de inicio ante Huesca y Oviedo en casa, concluyendo los dos duelos en tablas, pero más llamativo es que no participase ni un solo minuto en las debacles vividas por el equipo en sus dos últimos desplazamientos: 2-1 en Albacete y 3-1 en La Coruña. Extraño es también que en Riazor el cuerpo técnico no contase de inicio con su trabajo por banda para frenar las acometidas por su costado de Yeremay ayudando a Marc Pubill en las tareas defensivas con un lateral doblado como tantas otras veces ha implementado el staff técnico viendo que la situación lo demandaba. La última vez que Pozo formó de inicio a domicilio, de hecho, fue en el Nuevo Arcángel de Córdoba, donde se cosechó el único triunfo en lo que va de 2025 (0-3).

A estas alturas Pozo ha demostrado ser de los mejores para frenar las peligrosas transiciones del rival, muy atento y rápido siempre a las coberturas y para cortar los contraataques, tarea en la que Lopy se ha visto desbordado en las últimas jornadas, algo que se evidenció tanto en el Carlos Belmonte como en el Abanca Riazor. Quizá todo tenga que ver con la política de descansos y rotaciones establecida por Rubi, pero la misma afición que hace apenas un año censuraba la confianza del entrenador de turno en Pozo es ahora quien reclama su presencia. Es el curioso caso de Alejandro Pozo, capaz de convertir los silbidos en aplausos y de llevarlo con naturalidad. Seguramente su concurso sea decisivo en la recta final de la competición para alcanzar el objetivo perseguido.