El encaramiento de Lázaro como síntoma de la crisis del Almería

UD ALMERÍA | Contracrónica

Son ya cinco partidos sin ganar caracterizados por el temor de Rubi para volver al 'doble lateral' y retomar el sistema que le dio buenos resultados

El técnico pide mesura a la afición indálica, pero le hace un flaco favor a Lázaro manteniéndolo en el once tras su pobre actuación en Riazor

Puigmal salva los muebles ante el Elche en una noche que pintaba aciaga (1-1)

Rober, capitán ante el Elche, le reprocha a Lázaro su comportamiento con Luis Suárez
Rober, capitán ante el Elche, le reprocha a Lázaro su comportamiento con Luis Suárez / Javier Alonso

Almería/En el empate ante el Elche varias cosas salieron a la luz. La primera es que la Unión Deportiva Almería no es nada fiable. Tan pronto te encadena catorce jornadas sin perder como suma cinco ya consecutivas sin ganar. La segunda es que el bache de juego y resultados se ha transformado en una crisis en toda regla. Y la tercera es que el ambiente en el vestuario se está enrareciendo. El mejor síntoma para explicarlo todo fue el encaramiento que tuvo Lázaro Vinicius primero con su compañero Luis Suárez, a quien le reprochó haberle dificultado un remate al borde del área que mandó al barrio de El Puche, y luego con su propia afición, a quien le afeó que lo abuchease cuando fue sustituido por Arnau Puigmal (a la postre autor del tanto de la igualada in extremis) mostrándose altanero con los seguidores de la zona de Tribuna.

En la posterior rueda de prensa Rubi lanzó la voz de alarma y envió un SOS: "Se ha generado un ambiente tan negativo que no es bueno para el equipo". Lleva razón el entrenador catalán en enfatizar el episodio para intentar evitar que vuelva a ocurrir, pero él es responsable en buena medida de lo acontecido. Lo es por mantener al extremo brasileño en el once inicial en contra de la opinión de prácticamente el 100% de los simpatizantes, que vieron su mala actuación en Riazor, donde aguantó 80 minutos sobre el campo y luego era premiado con repetir titularidad. ¿Qué mensaje lanza a quienes encadenan suplencia tras suplencia? Puede que Rubi lo hiciera para que el jugador gane confianza, pero le salió el tiro por la culata porque Lázaro, que ha vuelto con la soberbia por las nubes de su cesión al Palmeiras, no contribuyó con un juego errático, individualista, nada generoso en el esfuerzo y las ayudas al compañero, inexistentes durante todo el encuentro, al punto de perder balones y ni molestarse en hacer por recuperarlos.

Puede que la insistencia en situar a Lázaro en el extremo zurdo tenga que ver con el mal momento que también atraviesa Nico Melamed, el otro teórico especialista de la plantilla, pero esta hipótesis se cae por su propio peso teniendo en cuenta que se cuentan con otras alternativas en el plantel. Una opción es tirar del canterano Marko Perovic, sobre todo en los partidos que se disputan en el Juegos Mediterráneos, si bien el montenegrino ha pasado a ser la tercera opción en discordia. La otra posibilidad, muy útil sobre todo a domicilio, pasa por doblar ese lateral con Centelles y Langa, medida a la que se ha recurrido este curso en varias partidos con buenas sensaciones.

Suárez, en primer término, soporta los reproches de Lázaro en segundo término por frustrarle un disparo a puerta
Suárez, en primer término, soporta los reproches de Lázaro en segundo término por frustrarle un disparo a puerta / Javier Alonso

Da la impresión de que Rubi se resiste a volver a un esquema que le propició buenos réditos durante la racha que condujo al equipo al liderato de la categoría. Al aficionado se le hace muy complicado entender que reproduzca errores, cayendo una y otra vez en la misma piedra. En La Coruña ya se vio un once descompensado, con tal acumulación de atacantes que era imposible encontrar el equilibrio en la sala de máquinas, en la práctica un 1-4-2-4 suicida que dejaba particularmente desnudos tanto a Lopy como específicamente a Robertone, muy poco afortunado desde su regreso al equipo tanto en las tareas de elaboración como en las de destrucción. En tierras gallegas, ante un rival con dos puñales por bandas como Yeremay y Mella, se hizo incomprensible que no protegiese más los costados. Es una evidencia que salta a la vista para cualquiera sin necesiadad de estar en posesión del título de entrenador.

Lo malo es que contra los de Eder Sarabia, un rival con mucho más empaque, ocurrió tres cuartos de lo mismo. Quizá por no traicionar su 'vademécum futbolístico', ese que mamó en la cantera del FC Barcelona, Rubi es reacio a abrazar un dibujo más conservador que sin duda equilibra más al equipo, algo que por empleado ya se sabe que funciona, haciéndolo más solvente con y sin balón. Y mientras las cosas se reajustan, la UDA sigue dejándose puntos por el camino. Son 3 puntos de 15 posibles que han provocado que el Levante, séptimo, esté ya solo a uno de distancia. Con todo, hay un pequeño resquicio para el optimismo. El punto milagroso sumado ante el Elche mantiene a los indálicos metidos una jornada más en zona de play-off de ascenso, el liderato sigue a tiro de 3 puntos y se gana el gol average particular con los ilicitanos. Un bote generoso para lo pocos méritos exhibidos sobre el verde.

La visita del próximo sábado a El Molinón (21:00) no parece el escenario propicio para abandonar esta crisis que empieza a erosionar muchos cimientos de un equipo que parecía lanzado como un cohete hacia el ascenso y se ha visto frenado de repente. Segunda no perdona a nadie, pero queda la esperanza de que Rubi encaje la crítica, asuma que el árbol necesita agitarse y aplique las modificaciones que estime convenientes para recuperar el pulso vital de un conjunto que, con Luis Suárez en plena forma y Maximiano agigantándose bajo palos, puede infundirle miedo a cualquier oponente de la categoría.

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