La escasa aportación de Rubi

Nadie puede decir que un ascenso es sencillo, y menos desde una categoría tan complicada como la de plata del fútbol español. Como manifestó Rubi tras el choque ante el Burgos, el rival apenas acumuló méritos para alzarse con la victoria pero, ¿qué virtudes puso en liza el Almería para ganar? Me temo que muy pocas, es más, desde el banquillo (una vez más) se le facilitó la labor al oponente. De ahí quizá cobra más sentido la afirmación de Rubi sobre los escasos merecimientos del Burgos, que vio una oportunidad de llevarse el gato al agua con su mínima aportación y con ayuda externa. Todos los equipos se conocen (o se supone) y a nadie se le escapa que el conjunto de Ramis basa buena parte de sus éxitos en el sacrificio, la constancia y el orden.

Para contrarrestar esas armas tan típicas de la categoría en la que se compite, Rubi tenía parte de la solución en sus manos, aunque quizá al técnico catalán lo de contrarrestar le suene a chino, pues sigue confiándolo todo a la superioridad técnica y a la posesión, como si la UDA fuera el Barça o el Madrid de la Liga Hypermotion. Con el añadido de un terreno de juego que por la continua llovizna no podía estar en perfectas condiciones para lo que precisamente buscaba el técnico rojiblanco, trató la UDA de afrontar un partido que desde el principio se desarrolló como se preveía. De nuevo, y como casi siempre, la parcela central tenía mucho que decir en este choque, máxime al haber perdido para este encuentro a los dos centrales que están sacando las castañas del fuego ante las numerosas ocasiones de las que disponen los adversarios, sobre todo fuera de casa, pero también en ella.

Cuando el partido pedía a gritos una pareja de batalladores en la parcela central como Guedes y Baba, se optó por una solución opuesta. Y se requería una apuesta diferente porque primero se necesitaba para el escenario que se había dibujado, y porque también había que ayudar a la pareja de centrales elegida, tan frágil mentalmente por diferentes motivos. Sin embargo, se contó con un Lopy que está fuera de forma, y no es el primer encuentro que muestra ese estado tan plano, vamos, que ni siquiera cometió su típica falta al borde de la tarjeta amarilla o la expulsión. Con eso, se puede decir todo de Lopy.

Si a todo ello unimos la escasa aportación de un jugador como Arribas, que no apareció para desatascar y servir de nexo entre la media y la delantera ante partidos como los planteados por Huesca y Burgos, hallamos el resultado de la ecuación. Para Arribas es más sencillo cuando fuera de casa se encuentran más espacios para desarrollar su fútbol, pero un jugador de su supuesta categoría y proyección debe demostrarlo cuando todo se nubla, no solo la tarde noche. No se debe vivir de las individualidades, como sucedió en Leganés o en Andorra, desde esta acta ya se advirtió de que este equipo vivía de esos chispazos, incluyendo a Andrés, y de que se necesitaba un juego de conjunto más compacto, como practica el mismo Burgos, para cuando Embarba o Arribas sean anulados.

Tampoco vendría mal algo de más astucia desde el banquillo en la planificación de los partidos y durante el transcurso de los mismos. Y se hace necesaria la incorporación de refuerzos en el mercado de invierno, sobre todo un ariete de experiencia que facilite las cosas ante rivales que se encierran en su campo y se dejan la vida. Thalys aporta conforme a su juventud y ofrece detalles, pero la llegada de Soko está siendo decepcionante. Aun así, se está en cifras de ascenso directo que, por diferencia de goles, ocupa el Deportivo. Si se logran solventar todas las carencias expuestas y Rubi espabila y deja de ser ese técnico utópico al que le comen la tostada en demasía y que se queja de llegar muy justos al ecuador de la competición como si su equipo estuviera disputando competiciones internacionales, el ascenso podría estar a la vuelta de la esquina.