Javi Ruiz, de Bélgica a Catar pasando por China, Túnez, Chipre o Libia como entrenador de porteros
FÚTBOL
El almeriense está enrolado en el staff de Tintín Márquez en la selección catarí, actual campeona de la Copa de Asia
A sus 44 años ha vivido la Europa League con el AEK Larnaca, una CAF africana con el Sfaxien tunecino, una Copa de Asia con Catar y una Copa del Golfo con Libia
Guantes trotamundos
Localizamos a Francisco Javier Ruiz Bonilla, 'Javi Ruiz' (15-3-1980) pasando unos días de vacaciones en su Almería natal ("no hay nada como Almería", asegura) antes de reincorporarse al combinado de Catar para preparar las eliminatorias de acceso al Mundial de 2026 enrolado en el cuerpo técnico que comanda Tintín Márquez, con el que el combinado catarí se alzaba brillante campeón de la Copa de Asia el pasado mes de febrero.
Tras concluir una dilatada trayectoria profesional bajo palos defendiendo las porterías de FC Barcelona, Nástic de Tarragona, UD Almería, Badalona, Sant Andreu, AD Adra, RCD Espanyol, Poli Ejido y CD Roquetas, donde colgó los guantes, Javi Ruiz inició su andadura como preparador de porteros en las filas del KAS Eupen belga de la mano de Tintín Márquez, permaneciendo allí durante seis campañas en una primera etapa.
Curtido en el fútbol belga, hizo las maletas para enrolarse en el staff del portugués Paulo Sousa, que dirigió al TJ Quanjin chino en la campaña 2018-2019. Quizá sin saberlo, iniciaba una andadura internacional que consecutivamente lo llevaría a recalar en el Al-Shahania SC catarí, el CS Sfaxien tunecino y otro breve periodo en el KAS Eupen antes de viajar a Chipre con José Luis Oltra al frente del AEK Larnaca y asentarse en la selección nacional de Catar, sin olvidar un breve paso por la selección de Libia comandada por Javier Clemente.
¿Cómo aterriza en la selección de Catar?
Yo estaba en el AEK Larnaca de Chipre con Oltra, habíamos jugado la Conference League. Me firmó el director deportivo, Xavi Roca. Oltra se fue y tenía buena relación con él. Me llamó Martín Anselme, un argentino que quería que me fuera con él al Cruz Azul de México. Tenía todo cerrado, pero justo el 7 de diciembre me llamó Tintín para comentarme que habían despedido a Carlos Queiroz de la selección catarí. Tenía la opción de cogerla y me propuso irme con él. Tenía 2 años en México y en teoría era solo para 6 meses, pero me la jugué porque insistió. Tiene de asistente a Luis García, que fue compañero mío en el Espanyol en Primera y luego lo tuve en el Eupen también, yo como preparador de porteros y él como jugador. Fue una toma de decisión rápida, con sus cosas buenas y malas, pero salió bien.
¿Qué tal la experiencia de ganar la Copa de Asia?
El campeonato en sí fue todo rodado porque nos clasificamos primeros en la fase de grupos. En Asia está Japón, Corea del Sur, Australia, Irán, Arabia Saudí... selecciones mucho más potentes que la catarí. Pero teníamos un equipo competitivo con un jugador como Akram Afif, que hay pocos iguales en Asia, no lo tiene casi nadie. El grupo fue fácil, nos tocó Palestina y ganamos 2-1, en cuartos a Uzbekistán en los penaltis y en semifinales a Irán (2-3), una de las favoritas, ganando a la heroica. A la final llegamos dos selecciones que no éramos favoritas, Jordania y nosotros. Pensaba que Japón, que tiene un equipazo, sería la campeona, pero se fueron matando entre ellos y al final se dio la circunstancia de ser campeones de Asia.
¿Está disfrutando más su etapa como entrenador de porteros que la de jugador?
Yo creo que sí porque es más agradecido. Como futbolista depende de muchos factores que no controlas y puede llegar a ser frustrante. Como entrenador de porteros no se trata de enseñar, sino de ayudar al portero. En profesionales puedes trabajar a nivel físico y táctico, pero al final tienes que ayudarlos a gestionar la emoción del partido o darle buena información del rival. Es mucho más agradecida esta labor que la de jugador.
Ha pasado por seis países distintos, ¿con qué experiencia se queda?
Todas me han aportado algo. El Eupen belga es como mi casa porque estuve primero seis años y luego otros dos. Hice cerca de 300 partidos como entrenador profesional allí. Tintín me dio la oportunidad en 2012 y fue el inicio de arrancar una nueva andadura. A China me fui con Paulo Sousa y jugamos Champions asiática con el Quanjin, llegando a semifinales. Duró un año pero fue una experiencia buenísima. Luego conocí a Pepe Murcia, que hoy en día es uno de mis mejores amigos, e hicimos un año espectacular en Catar [con el Shahania], pero llegó la Covid-19 y nos volvimos a España. Firmé tres meses en el Sfaxien tunecino y Pepe no sabía francés, yo lo controlaba de mi etapa en Bélgica, y me pidió que lo acompañara, jugando la CAF africana, que viene siendo la UEFA europea. Quedamos terceros en Liga. Regresé a Bélgica otros dos años y luego ya fui al AEK. Todos te aportan algo. Cuando maduras un poco simplificas todo y relativizas, es como la vida misma. No podría decir que un sitio me haya marcado más que otro, al final he viajado con la familia a todas partes, que es lo más importante. De todos aprendes, hay que conocer las culturas porque no es lo mismo entrenar a un portero chino, que a uno catarí, a un africano o un español, son diferentes. He tenido la suerte de hacer una champions asiática con el equipo chino, una Europa League con el AEK, una CAF africana con el Sfaxien, una Copa de Asia con la selección de Catar y una Copa del Golfo con Libia a las órdenes de Javier Clemente. He tenido suerte de trabajar con gente muy buena y aprender.
¿Con Clemente en Libia fue en su segunda etapa?
Sí, Túnez y Libia están cerca y el preparador físico de Javi, Ramón Catalá, me llama porque iban a jugar la Copa del Golfo en Catar, proponiéndome unirme porque teníamos descanso en Túnez. Hablé con Clemente, que es un tío espectacular, y estuve una semana en Trípoli antes de jugar el campeonato. Necesitaban un entrenador de porteros y me llamó.
Con Catar andan inmersos en la clasificación del Mundial y los próximos enfrentamientos son ante Emiratos Árabes Unidos y Corea del Norte...
Ante Emiratos jugamos en casa y el 10 de septiembre en Laos ante Corea del Norte porque no juegan como locales en casa. Contra Afganistán también jugamos en Arabia Saudí. También nos pasó con el Sfaxien que fuimos a jugar contra un equipo de Costa de Marfil y tuvimos que jugar en Benín. Son experiencias.
¿Con Oltra cómo le fue con el AEK?
La afición allí es gente muy fanática, piensan que hay que ganar todos los partidos. Oltra lo hizo bien porque clasificó al equipo para la Europa League y nos eliminó el Macabbi de Tel Aviv. José Luis es un hombre súper preparado, una persona espectacular, pero lo mismo te puedo decir de Pepe Murcia o Tintín Márquez. En regla general los entrenadores españoles están súper preparados. Al minuto conecté con Oltra, quizá porque seamos los dos familiares y españoles que quieren a su país de verdad. Llevo toda mi vida fuera, cerca de 450 partidos como entrenador profesional y nunca he entrenado en España. A mí me gustaría estar aquí, pero en Almería no hay opción y en España la cosa está difícil. Cuando uno se va fuera es porque en casa no tiene y te buscas las habichuelas fuera. Aquí no existe la posibilidad.
¿Y si surgiera esa posibilidad en la UD Almería algún día se lo plantearía?
Actualmente, siendo sinceros, no entra ni en mis planes. Esta es mi casa y mi ciudad, Almería es lo que más quiero, pero no tengo esa ilusión porque sé que hay gente. Cuando fui jugador tuve más suerte porque todo el mundo quiere saber de ti y todos te llaman. Luego como entrenador parece que desapareces y parece que la gente no sabe dónde estás. Pocos sabían que estaba en Catar y había sido campeón de Asia llevando casi 500 partidos como entrenador profesional. A mí me tienen más valorado en Bélgica que en España, pero soy almeriense de pura cepa. Al final representas a tu país y a tu ciudad.
¿Cómo ha llevado la familia esa conciliación familiar y profesional con tanto cambio de país?
Muy fácil, porque tengo a una mujer espectacular que me sigue a todos lados y rema conmigo y después unos hijos que como me los llevé conmigo desde bien pequeños es lo que han visto, esta vida de ir a un lado y a otro, aprendiendo en colegios internacionales. Estuvieron ocho años en Bélgica hablando francés, luego inglés, han conocido culturas y les da igual estar con un musulmán, que un cristiano o un chino. Son multiculturales y he tenido suerte de tener a una mujer que me ha apoyado aparcando su vida para seguir mi ilusión. Y los niños se adaptaron rápido.
Cada vez que tiene un rato libre el 'terruño' le sigue tirando...
Mi mujer es almeriense y mi familia también. Tengo mi casa aquí y por supuesto que vengo porque me siento cómodo. Podría ir a otros sitios a pasar las vacaciones, pero me gusta pasarlas aquí. El día de mañana cuando termine mi periplo como entrenador mi residencia estará en Almería. Yo que he estado en muchos países puedo decir que como se vive en Almería en ninguna otra parte. Si nos vamos fuera es porque aquí no tenemos la oportunidad y hasta que la tengamos vendremos en Navidades y veranos, como hacemos siempre.
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