El porqué no renové mi abono
UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS
Alguien en el club ha perdido la sensibilidad, esa mano izquierda, esa cercanía con los tuyos, para convertirse en un robot, en un expendedor de estación de transportes, que ni siente ni consiente
El Almería acelera con las inscripciones de sus fichajes
Antes de entrar en materia, quisiera dejar claro mi total apoyo a la UDA, como siempre lo tuve y lo tendré. Hay que respaldar al club de nuestra tierra, por encima de cualquier otra circunstancia. Este escrito se publica una vez finalizada la campaña de abonos de la UDA, sin haber influido en nada ni en nadie. Por el titular del presente artículo se adivina mi decisión, después de haber estado abonado a los clubes representativos de Almería, desde la extinta Agrupación Deportiva y a partir de la fundación de la UDA a comienzos de este siglo. Incluso, colaborando y trabajando en diferentes medios de comunicación desde el 2002 hasta la actualidad, he adquirido mi abono regularmente sin tener que echar mano de las acreditaciones de las que lógicamente, por ejercer la labor informativa, dispone cualquier medio de comunicación.
Calculo que entre todos estos años he podido desembolsar, concretamente en las arcas de la UDA desde su fundación, una suma cercana a los 20.000 euros en abonos de tribuna, por lo que no soy sospechoso de nada y creo que tengo toda la legitimidad de expresar y explicar mi decisión. La campaña de abonos finalizó con éxito, como no podía ser de otra manera, gracias a la base fiel que se ha creado en torno a la UDA. Pero eso no quita que miles de abonados renovaran con el ceño fruncido debido a varias decisiones por parte de la actual directiva, cuando menos contrarias a la lógica que debería alentar y apoyar al sufrido abonado que, en demasiadas ocasiones, realiza un esfuerzo extra para contribuir con la causa.
La medida impuesta por la UDA, insólita en el fútbol mundial, de penalizar económicamente por no poder acudir a algunos partidos, se vio rematada con creces al aplicar la entidad dicha norma de forma retroactiva, hecho inaudito en cualquier ámbito jurídico. En esta campaña se ha facilitado, ya de forma general, ceder los asientos de abonados que quedarían libres para evitar futuras sanciones, pero sin posibilidad de eludir el escarnio recién comentado y perpetrado por las ausencias de la anterior temporada. Huelga detallar los diferentes ejemplos que se han conocido acerca de los imprevistos acaecidos a buena parte de la afición en forma de enfermedades, operaciones quirúrgicas, desplazamientos por trabajo a otra localidad, horarios laborales, climatología o cualquier otra circunstancia ajena a la voluntad del abonado.
Llueve sobre mojado
Al final, se le ha llegado a cobrar por renovar lo mismo a un nuevo abonado que a otro fiel que, por sus circunstancias, tuvo la mala fortuna de no poder asistir regularmente al estadio. Dato para reflexionar, y mucho. Ni siquiera las plegarias de varios aficionados explicando al club su caso particular por correo electrónico, tuvieron hasta la fecha respuesta alguna (qué falta de sensibilidad), pero sí que les llegó a todos ellos un SMS recordándoles los plazos que se agotaban, sin aludir a la penalización incluida. Más tarde llegó el anuncio de la supresión del Memorial Juan Rojas (esta ciudad es especialista en olvidar a los pioneros) y el cobro de diez euros a los sufridos abonados por el amistoso celebrado en el UD Almería Stadium, al que miles y miles de abonados no acudieron como medida de protesta.
Ningún abonado hubiera puesto el grito en el cielo por ese pequeño cobro, era hasta entendible si se quería traer a estrellas a competir frente a la UDA, pero ya llovía sobre mojado. Alguien en el club ha perdido la sensibilidad, esa mano izquierda, esa cercanía con los tuyos, para convertirse en un robot, en un expendedor de estación de transportes, que ni siente ni consiente. Por todo ello mi alma rojiblanca, que seguirá por siempre al lado de este club como el buen padre que reprende las travesuras de su hijo por su bien, no tuvo la energía de renovar como protesta y solidaridad con los perjudicados de esta nefasta campaña de abonos. A buen seguro que volveré y, como dije al principio, que nunca desvanezca el apoyo a nuestro club por acción y sentimiento, sin por ello tener que tragar ciegamente con iniciativas que resulten injustas a todas luces. ¡Viva la UDA!
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