Un penalti que ocultó la realidad

UD ALMERÍA | El Acta de Vivancos

En Ceuta vimos un partido sin control, un correcalles digno de cualquier choque de regional

¿Mano negra arbitral contra el Almería?

Horta fue la gran apuesta de Rubi en el Alfonso Murube para acompañar a Baba en la medular / UDA
Ramón Gómez-Vivancos García

Almería, 27 de noviembre 2025 - 17:11

Habría que comenzar por el principio del choque ante el Ceuta para entenderlo en su conjunto. Más allá de las polémicas arbitrales, que al final de esta acta serán tratadas, la primera mitad disputada en su momento en el Alfonso Murube nos dejó un sabor agridulce. El mismo sabor que una y otra vez nos transmite el conjunto de Rubi cuando el técnico decide debilitar a su propio equipo. Cuando se apuesta por reforzar el ataque, la UDA sufre sobremanera y pierde el control del choque. Ya se comprobó fuera de casa la temporada anterior y en la presente la tozuda realidad se la muestra a Rubi en cada una de las ocasiones, como en esa primera mitad de Ceuta. Melamed, Soko, Embarba y hasta Arribas, en espera de la conexión que no llega por falta de un centro del campo menguado.

El resultado fue el de un Ceuta campando a sus anchas que, de no ser por su escaso acierto, hubiera medio sentenciado el choque antes de su suspensión. Entretanto llegó el afortunado tanto de Embarba con la colaboración del meta caballa. Lo antagónico a lo expuesto lo tuvimos ante el Cádiz, con una UDA armada en el centro del campo al amparo de esa pieza básica por la derecha que proporciona equilibrio, más seguridad defensiva, control del juego y aporte ofensivo. El Cádiz, ni la olió. En Leganés, Rubi dio un golpe de timón y en vez de reforzar la delantera lo hizo con la defensa. El sufrimiento fue similar a la primera parte de Ceuta, porque el centro del campo volvió a estar escaso de apoyos. Pero claro, ahí estuvieron Embarba y Andrés para reflejar en el resultado lo opuesto al juego que se desarrolló.

Y llega la segunda mitad de Ceuta, con días de por medio, no solo un descanso, para poder analizar lo expuesto y sobre todo el primer acto disputado en el mismo escenario. Pues no, Rubi se jactó tras el choque en el Murube de alinear un esquema similar al desaguisado del pasado nueve de noviembre, contando además con una pareja de centrocampistas distinta e inédita para 45 minutos intensos. El resultado lo pudimos comprobar, un partido sin control, un correcalles digno de cualquier choque de regional, donde el equipo grande le concede ese privilegio al chico. Y mientas, en el banquillo Lopy, Dzodic y Guedes, precisamente el trío que podría haber estado sobre el terreno de juego para controlar el juego durante media parte, disponer de posesión, recuperar el balón y servir de muro de contención a la zaga, ante las acometidas de un Ceuta que en realidad anhelaba encontrar las autopistas que se le concedieron.

Inoperancia del trencilla y tozudez de Rubi

De esa manera llegó el segundo tanto ceutí. Conclusión: este equipo manda, domina y juega con equilibrio cuando es reforzado su centro del campo con efectivos suficientes. Se beneficia de ello la zaga y el propio ataque, mientras que los rivales encuentran enfrente a un equipo sólido, que luego te aniquila con calidad. Cuando esto ocurre, la UDA es cuasi imbatible en Segunda. Está más que comprobado, pero Rubi no termina de verlo. Dicho esto, qué duda cabe, el penalti en contra de la UDA solo lo puede conceder un árbitro (y una sala VOR) que su colocó a la altura del propio partido. Que la inoperancia del trencilla, que no habrá jugado ni al futbolín, no tape la tozudez de Rubi, que sí que ha jugado al fútbol.

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