La pérdida de un punto decisivo

UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS

Fue un hecho inaudito el no rotar al máximo el banquillo ante una emergencia de tal calibre, con el objetivo de poder contar con jugadores más frescos y sin acumulación de tarjeta alguna

El polémico gesto de Ontiveros a la afición del Almería que no terminó en expulsión

Rubi consuela a Kaiky tras su expulsión del encuentro.
Rubi consuela a Kaiky tras su expulsión del encuentro. / Jesús Marín
Ramón Gómez-Vivancos García

10 de mayo 2025 - 21:10

Resulta complicado redactar el análisis de un partido de fútbol en el que el juez de este no interpreta correctamente el propio juego. En otras palabras, que el chico no ha jugado ni al futbolín. Hasta Rubi lo comentó al final. Así, fue complicado saber si la enésima apuesta del técnico rojiblanco por una alineación ofensiva fuera de casa le iba a salir bien por una vez, ya que el trencilla se ocupó de desvirtuar buena parte del encuentro con decisiones cuando menos controvertidas, provenientes de un colegiado ajeno a la idiosincrasia del deporte que intenta arbitrar, además de incumplir el propio reglamento, pues una ocasión manifiesta de gol no debería serlo cuando el balón no se dirige directamente hacia la portería.

En la segunda expulsión, más de lo mismo, acción interpretable, pero inclinando la balanza hacia el mismo lado, el ya herido. Para cerrar el capítulo arbitral, espero y deseo que este colegiado sea castigado duramente al menospreciar gravemente a un jugador, en este caso a Lopy. Era una de las cosas que me faltaban por presenciar en el fútbol y ya la he visto. Lo curioso es que este Almería que con once jugadores suele ser tan pasivo a la hora de defender, con falta de atención, presionando con la mirada y sin ritmo alguno, en inferioridad se tuvo que poner las pilas para tapar huecos, y bien que lo hicieron, incluso con dos menos.

Sobresaliente para los jugadores

La necesidad apretó, pero ¿por qué no en otros choques? Ojalá que lo que ocurrió en Cádiz sirva de unión y que a partir de ahora se pueda competir como si siempre se jugara con uno o dos integrantes menos. Si así fuera, seguro que gran parte de los nueve puntos que restan por disputar caerán en el casillero rojiblanco a la espera de poder alcanzar un puesto de playoff. Un sobresaliente para todos los contendientes de la UDA que tuvieron que combatir en una lucha grecorromana futbolística en el Nuevo Mirandilla y un suspenso por varias decisiones tomadas y no tomadas desde el banquillo, que dejaron al descubierto una falta absoluta de reacción positiva ante el cúmulo de adversidades que se sucedieron.

La primera de ellas fue dejar sobre el terreno de juego a Lopy con tarjeta amarilla, estando su equipo con diez. Tras el descanso, continuó sobre el terreno de juego, más tarde con nueve también, y en la última ventana de cambios tampoco fue sustituido un jugador que en cualquier momento podía haber sido expulsado y que sobre todo no podía meter la pierna con la falta que hacía. En el banquillo estaba Guedes, un sustituto ideal para Lopy en esa situación tan extrema. Y no sería porque se agotaron los cambios, ya que Rubi decidió dar entrada desde el banquillo a sólo cuatro jugadores.

Dion Lopy, con el balón en los pies en el Nuevo Mirandilla.
Dion Lopy, con el balón en los pies en el Nuevo Mirandilla. / Jesús Marín

¿De verdad sólo cuatro en vez de las cinco sustituciones permitidas estando tantos minutos con nueve hombres? Creo que nunca más veré lo que Rubi perpetró, aunque aparentemente le saliera bien. Fue un hecho inaudito el no rotar al máximo el banquillo ante una emergencia de tal calibre, con el objetivo de poder contar con jugadores más frescos y sin acumulación de tarjeta alguna. Para rematar la faena, la pérdida del punto que al menos se tenía casi asegurado al final (decisivo para luchar por el playoff) se tiró por la borda gracias a la ineptitud de un jugador, de varios, del segundo técnico rojiblanco o del propio Rubi, que supongo que tendría contacto directo con sus colaboradores.

Ese último saque de esquina nunca, repito, nunca se debió lanzar al área cadista. Como antaño bien hacía José Ortiz, habría que haber perdido segundos decisivos en esa zona que hubieran reportado ese merecido punto. Sólo la UDA (desconozco quién tomó la decisión de lanzar el córner al área o de no impedirlo) fue responsable de ese desaguisado al final. De locos, perder un punto así, tan importante. El propio Rubi reconoció al término del encuentro el grave y ojalá que no decisivo error. Que el bosque en forma de jugadores heroicos y disciplina defensiva como nunca (un diez para todos) no nos oculte las grandes carencias descritas que, para un futuro cercano y también lejano, a un servidor le preocupan sobremanera.

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