Opinión

Las hortalizas de Almería siempre han sido sostenibles

Escrito por

Luis Miguel Hernández

En los últimos tiempos se está hablando mucho de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU con el horizonte 2030, herederos de los Objetivos del Milenio definidos en el año 2000. De forma resumida, se pretende el fin a la pobreza, erradicar el hambre y lograr la seguridad alimentaria; garantizar una vida sana y una educación de calidad; lograr la igualdad de género; asegurar el acceso al agua y la energía; promover el crecimiento económico sostenido; adoptar medidas urgentes contra el cambio climático; y promover la paz y facilitar el acceso a la justicia. En definitiva, los ODS abordan las dimensiones económica, ambiental y social del desarrollo. Es cierto que sirven para hacer visible el esfuerzo realizado por estados o sectores económicos en sostenibilidad, pero hay que dejar claro que Almería lleva mucho tiempo abordando esta problemática antes de que se le pusiera nombre. Estas cuestiones no son una novedad y mucho menos las soluciones que desde hace años ya se encontraron en la agricultura de invernadero que se van desarrollando y mejorando cada año.

Algo parecido, sucede con la estrategia del “Campo a la Mesa” de la nueva Política Agraria Comunitaria. Su pacto verde, la aplicación de los llamados “eco-esquemas” y una aceleración hacia la certificación de la producción Ecológica, intenta que la protección del medio ambiente y del clima sea una parte esencial de la actividad agroalimentaria. Además, comprende acciones para la mitigación del cambio climático, la gestión eficiente de los recursos naturales, la biodiversidad y el paisaje, entre otros. Estos principios están perfectamente alineados con la estrategia que ha seguido el sector hortofrutícola almeriense en los últimos años y nos hacen estar tranquilos, si esto es posible, de cara al futuro. Esto nos hace pensar qué poco nos “vendemos” y que poco hacemos valer nuestros productos.

Almería ha sido un ejemplo de superación para poner fin a la pobreza partiendo de situaciones de marginalidad, incluida la propia provincia. Todo ello basado en un sistema de producción familiar, con distribución del trabajo y de la riqueza, que ha permitido a propietarios y asalariados vivir de la agricultura con una dedicación a tiempo completo. Lo que llaman ahora “agricultores genuinos”.

Nosotros no entendemos de otro tipo de agricultores, profesionales y empresarios. Por otro lado, el uso racional del agua, el mantenimiento de los ecosistemas, el cambio climático, el uso de energía renovable, la economía circular, la producción saludable, o la equidad en el desarrollo económico y social ha sido siempre la base el invernadero solar, como he dicho, mucho antes de que nadie dijese que había que hacerlo. Muchos son los logros que se han alcanzado en este tiempo: integración e incorporación laboral, bienestar social, innovación e incorporación de tecnología, conjugación de agricultura y espacios naturales protegidos, alimentos seguros, nutricionales y de calidad. Otros logros como la integración mayoritaria de la mujer en el modelo; o la formación continua, y conjunta, de empleadores y empleados.

Sin duda queda mucho por hacer, eso nadie lo duda y en esta línea el grupo COEXPHAL no ha parado de trabajar y empujar. En este sentido, es tarea de todos aportar soluciones desde el ámbito que corresponda; así como, ser responsables para que unos pocos no echen a perder el esfuerzo conjunto de la inmensa mayoría. Tenemos muchos retos por delante, a corto y largo plazo. Ahora a corto debemos “pelear” para hacernos valer y poder trasladar el incremento de nuestros costes al precio del producto, fomentando también la demanda. Debemos ser capaces de realizar acciones sectoriales para activar e incentivar la demanda de fruta y verdura en lugar de otros productos menos saludables. También tenemos que luchar contra muchas “injusticias” para nuestro sector, desprotección de nuestra producción europea, competencia desleal (no aplicación de los requisitos PAC a productos de terceros países), una ley de envases “insostenible”, o la no consideración del sector estratégico a la hora de la verdad (por ejemplo en las ayudas Next Generation para invernaderos pero dejando fuera a los de plástico flexible); una ley de la cadena utópica, burocratización de la actividad del agricultor, persecución laboral y fiscal, y un largo etcétera.

Debemos estar más unidos y emprender más acciones de fuerza o lobby para poder contrarrestar todas estas circunstancias. Pero que quede claro, nosotros ya somos sostenibles, medioambiental y socialmente, pero nos preocupa que todos los productores hortofrutícolas de Almería, que ya cumplen con la agenda 2030, puedan ser sostenibles económicamente en el 2022.

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